Mandukya Upanixade — ESTADO DE SONO PROFUNDO
René Guénon: ESTADO DE SONO PROFUNDO
En este estado, los diferentes objetos de la manifestación, incluso los de la manifestación individual, tanto externos como internos, no son destruidos, sino que subsisten en modo principial, puesto que están unificados por eso mismo de que ya no son concebidos bajo el aspecto secundario y contingente de la distinción; vuelven a encontrarse necesariamente entre las posibilidades del “Sí mismo”, y éste permanece consciente por sí mismo de todas estas posibilidades, consideradas “no distintivamente” en el Conocimiento integral, desde que es consciente de su propia permanencia en el “eterno presente”1. Si ello fuera de otro modo, y si los objetos de la manifestación no subsistieran así principialmente ( suposición que, por lo demás, es imposible en sí misma, ya que estos objetos no serían entonces más que una pura nada, que no podría existir de ninguna manera, ni siquiera en modo ilusorio ), no podría haber ningún retorno del estado de sueño profundo a los estados de sueño y de vigilia, puesto que toda manifestación formal sería irremediablemente destruida para el ser desde que ha entrado en el sueño profundo; ahora bien, antes al contrario, un tal retorno es siempre posible, y se produce efectivamente, al menos para el ser que no está actualmente “liberado”, es decir, definitivamente libre de las condiciones de la existencia individual.
(…)
En este estado, que también se designa a veces bajo el nombre de samprasâda o “serenidad”2, la luz inteligible es aprehendida directamente, lo que constituye la intuición intelectual, y no ya por reflexión a través de la “mente” ( manas ) como en los estados individuales. Hemos aplicado precedentemente esta expresión de “intuición intelectual” a buddhi, facultad de conocimiento supraracional y supraindividual, aunque ya manifestada; así pues, bajo esta relación, es menester incluir de una cierta manera a buddhi en el estado de prajna, que comprenderá así todo lo que está más allá de la existencia individual.
(…)
“Éste ( prajna ) es el Señor ( Ïshwara ) de todo ( sarva, palabra que implica aquí, en su extensión universal, el conjunto de los “tres mundos”, es decir, de todos los estados de manifestación comprendidos sintéticamente en su principio ); Él es omnisciente ( ya que todo está presente a Él en el Conocimiento integral, y Él conoce directamente todos los efectos en la causa principial total, la cual no es de ninguna manera distinta de Él )3; Él es el ordenador interno ( antar-yâmî, que, residiendo en el centro mismo del ser, rige y controla todas las facultades que corresponden a sus diversos estados, aunque Él mismo permanece “no-actuante” en la plenitud de Su actividad principial )4; Él es la fuente ( yoni, matriz o raíz primordial, al mismo tiempo que principio o causa primera ) de todo ( lo que existe bajo cualquier modo que sea ); Él es el origen ( prabhava, por Su expansión en la multitud indefinida de Sus posibilidades ) y el fin ( apyaya, por Su repliegue en la unidad de Sí mismo ) ( Esto es aplicable, en el orden cósmico, a las dos fases de “expiración” y de “aspiración” que se pueden considerar en cada ciclo particular; pero aquí se trata de la totalidad de los ciclos o de los estados que constituyen la manifestación universal. ) de la universalidad de los seres ( siendo Sí mismo el Ser Universal )”5.
NOTAS:
Es esto lo que permite transponer metafísicamente la doctrina teológica de la “resurrección de los muertos”, así como la concepción del “cuerpo glorioso”; éste, por lo demás, no es un cuerpo en el sentido propio de esta palabra, sino que es su “transformación” ( o su “transfiguración” ), es decir, su transposición fuera de la forma y de las demás condiciones de la existencia individual, o también, en otros términos, es la “realización” de la posibilidad permanente e inmutable de la que el cuerpo no es más que la expresión transitoria en modo manifestado. ↩
Brihad-Âranyaka Upanishad, 4 Adhyâya, 3er Brâhmana, shruti 15; también Brahma-Sûtras, 1er Adhyâya, 3er Pâda, sûtra 8. — Ver también lo que diremos más adelante sobre la significación de la palabra Nirvâna. ↩
Los efectos están “eminentemente” en la causa, como dicen los filósofos escolásticos, y son así constitutivos de su naturaleza misma, puesto que nada puede estar en los efectos que no esté primero en la causa; así la causa primera, al conocerse a sí misma, conoce por eso todos los efectos, es decir, todas las cosas, de una manera absolutamente inmediata y “no distintiva”. ↩
Este “ordenador interno” es idéntico al “Rector Universal” de que se trata en un texto taoísta que hemos citado en una nota precedente. — La tradición extremo oriental dice también que “la Actividad del Cielo es no actuante”; en su terminología, el Cielo ( Tien ) corresponde a Purusha ( considerado en los diversos grados que se han indicado precedentemente ), y la Tierra ( Ti ) a Prakriti; así pues, no se trata de lo que estamos obligados a traducir por las mismas palabras en la enumeración de los términos del Tribhuvana hindú. ↩