attâ. (1) Attâ puede igualarse con kâya solo en el sentido reflexivo. Por ejemplo, en Dîgha Nikâya I.34, añño attâ dibbo rupî manomayo corresponde a Dîgha Nikâya I.77, aññam kâyam… rupim manomayam (también en Majjhima Nikâya II.17). Esto no implica que attâ pueda traducirse por «cuerpo», cuando cuerpo significa solo la carne; por el contrario, «cuerpo» se usa para significar toda la personalidad psicofísica, de la misma manera que en inglés nosotros hablamos de «somebody» («algún-cuerpo» = «alguien»), y también hacemos uso de soul («alma») de la misma manera en expresiones tales como «not a soul was to be seen» («no se veía un alma»). Añño attâ y añño kâyo son más bien lo que nosotros entendemos por «otro hombre», un «ser nuevo», que «espíritu» o «cuerpo», en el sentido más estricto de estas palabras. Kâya se encuentra también en el sentido general de «persona» (quisque) en Majjhima Nikâya I.206, donde tres hombres jóvenes están llevando la vida más elevada en mutua compañía: uno de ellos dice, «Yo vivo en obediencia a la voluntad de estos venerables (camaradas), sometiendo mi voluntad privada (sakam cittam); nosotros, Señor, somos muchos hombres (nânâ… kâyâ, varios “cuerpos”), pero muy ciertamente una sola voluntad» (ekam cittam). En Anguttara Nikâya I.168 (cf. II.68, Dîgha Nikâya III.61) encontramos tanto attâ como sarîra (en lugar de kâya) empleados en el mismo sentido de quis o quisque = kascit: se suscita la objeción de que esto es el perfeccionamiento de una única persona (ekam attânam… parinibbâpeti), de que esto es una adquisición de mérito que afecta solo a «alguien» (ekasarîrikam puññapatipadam patipanno hoti); el Buddha muestra que el abandono del mundo por parte del MONJE, no solo le afecta a él, sino que es «omni-efectivo» (anekasarîrikâ). 1233 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Dando ahora por sabido el conocimiento del lector sobre la significación de la iniciación en la India y otras partes, argumentaremos que pabbajita tiene realmente el valor de dîkshita y, a fortiori, que upasampadâ tiene el valor de una iniciación más avanzada. Las primeras ordenaciones fueron hechas necesariamente por el Buddha mismo, que usó las significativas palabras «Entra, MONJE mendicante» (ehi-bhikkhu), reminiscentes de la bienvenida, «Entra (ehi)» dirigida por el Sol al aspirante que ha respondido acertadamente a la pregunta «¿Quién eres tú?» (Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.14.5, cf. Rumî, Mathnawî I.3602-3). Si designaciones tales como «Pariente del Sol» (âdícca-bandhu) han de tomarse literalmente, como deben serlo por todos aquellos que no están extraviados por la forma «histórica» de la «leyenda del Buddha», esto es suficiente para mostrar que tales ordenaciones eran realmente iniciaciones e invitaciones, en los sentidos etimológicos de las palabras: el Buddha histórico es ciertamente una evemerización del Agni Védico, que es igualmente «despertado» en la aurora (ushar-budh) y que es la «deidad del iniciado» (agni vai dîkshitasya devatâ, Taittirîya Samhitâ III.1.3). Tampoco se cambia nada en principio por la delegación del poder de ordenación o iniciación a otros (a quienes se hace referencia constantemente como «Hijos del Buddha», por ejemplo, Samyutta Nikâya I.192), puesto que una transmisión tal es a la vez necesaria y regular en las condiciones más incuestionablemente ortodoxas y, ciertamente, inevitable, si ha de haber una transmisión de una verdadera gnosis de generación en generación. 1359 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Las ordenaciones originales habían conferido el pabbajjâ (el estatus de «Peregrino») y el upasampadâ (la «obtención plena», y casi literalmente el estado de ser un «Adepto») simultáneamente. Después de la delegación del poder encontramos que ambos se confieren todavía juntos, pero por un «quórum» de los MONJEs mendicantes, a aquellos que habiendo sido tonsurados y vestido el hábito, repetían tres veces la fórmula de la «Toma de Refugio». Encontramos, entonces, que el upasampadâ solo puede ser conferido por la recomendación de un maestro, a un MONJE más joven que ha venido a él como un pupilo. Al maestro se le llama upajjhâya, literalmente «el que se acerca a»; al pupilo se le llama un saddhivihârika, literalmente «residente asociado», es decir, que vive con el maestro en intimidad cotidiana. La relación es formalmente paternal; el pupilo rinde al maestro servicio personal. Antes de que un maestro pueda recibir a un MONJE como pupilo, él mismo debe haber sido plenamente ordenado, debe haber sido un «Adepto», al menos durante diez años. Bajo estas condiciones puede, cuando lo ve conveniente, proponer al pupilo, como un candidato para el upasampadâ, a la asamblea monástica; y el pupilo, por su parte, debe solicitar formalmente a la asamblea «extraed-ME» (ullumpatu mam), una fórmula sugerente de la fórmula Brâhmana «como una serpiente (ahi) podría liberarse de (nirmucyeta) su piel vieja, o como uno podría sacar (vivrhet) una flecha de su caña (muñjât), así es él liberado (nirmucyate) de todo mal» (Jaiminîya Brâhmana II.134, etc.). Un MONJE plenamente ordenado o iniciado así puede, después de diez años, recibir él mismo pupilos. La sucesión de tales maestros Vinaya, desde Upâli a Mahinda, se da en el Dîpavamsa. Todo esto tiene la apariencia del sistema de transmisión regular de padre espiritual a hijo espiritual (guru-paramparâ), de generación en generación, pero con una adaptación específica al carácter más comunal de la orden de «Peregrinos» (pabbajita) budista, que, desde los tiempos más remotos, se concebían como una «congregación» (samgha), en lugar de como solitarios. 1361 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI