Guénon Ponto Central

René Guénon — O SIMBOLISMO DA CRUZ

LA RESOLUCIÓN DE LAS OPOSICIONES
En el punto central, todas las distinciones inherentes a los puntos de vista exteriores están rebasadas; todas las oposiciones han desaparecido y se han resuelto en un perfecto equilibrio. “En el estado primordial, estas oposiciones no existían. Todas se derivan de la diversificación de los seres ( inherente a la manifestación y contingente como ella ), y de sus contactos causados por la rotación universal1. Cesarían, si la diversidad y el movimiento cesaran. Cesan de inmediato de afectar al ser que ha reducido su yo distinto y su movimiento particular a casi nada2. Este ser ya no entra en conflicto con ningún ser, porque está establecido en el infinito, borrado de lo indefinido3. Ha llegado y está en el punto de partida de las transformaciones, punto neutro donde no hay conflictos. Por concentración de su naturaleza, por alimentación de su espíritu vital, por reunión de todas sus potencias, se ha unido al principio de todas las génesis. Al estar su naturaleza entera ( totalizada sintéticamente en la unidad principial ), al estar su espíritu vital intacto, ningún ser podría dañarle”4.




  1. Es decir, por la rotación de la “rueda cósmica” alrededor de su eje. 

  2. Esta reducción del “yo distinto”, que finalmente desaparece reabsorbiéndose en un punto único, es la misma cosa que el “vacío” que hemos tratado más atrás; es también El-fanâ del esoterismo islámico. Es por lo demás evidente, según el simbolismo de la rueda, que el “movimiento” de un ser es tanto más reducido cuanto más cerca del centro está ese ser. 

  3. La primera de estas dos expresiones se refiere a la “personalidad”, y la segunda a la “individualidad”. 

  4. Tchoang-tseu, cap. XIX. — La última frase se refiere todavía a las condiciones del “estado primordial”: es lo que la tradición judeocristiana designa como la inmortalidad del hombre antes de la “caída”, inmortalidad recobrada por aquel que, vuelto al “Centro del Mundo”, se alimenta en el “Árbol de la Vida”. 

René Guénon