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Guénon
PURUSHA INAFETADO
En cuanto al agua, que refleja la luz solar, es habitualmente el símbolo del principio plástico ( Prakriti ), la imagen de la “pasividad universal”; y por lo demás este símbolo, con la misma significación, es común a todas las doctrinas tradicionales((A este respecto, uno puede remitirse en particular al comienzo del Génesis, I, 2: “Y el Espíritu Divino era llevado sobre la faz de las Aguas”. Hay en este pasaje una indicación muy clara relativamente a los dos principios complementarios de los que hablamos aquí, donde el Espíritu corresponde a Purusha y las aguas a Prakriti.
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Si se deja al símbolo del agua su significación general, el conjunto de las posibilidades formales es designado como las “Aguas inferiores”, y el de las posibilidades informales como las “Aguas superiores”. La separación de las “Aguas inferiores” y de las “Aguas superiores”, bajo el punto de vista cosmogónico, se encuentra descrito también en el Génesis, I, 6 y 7; hay que destacar que la palabra Maim, que designa el agua en hebreo, tiene la forma del dual, lo que, entre otras significaciones, puede referirse al “doble caos” de las posibilidades formales e informales en el estado potencial. Las Aguas primordiales antes de la separación, son la totalidad de las posibilidades de manifestación, en tanto que constituyen el aspecto potencial del Ser Universal, lo que es propiamente Prakriti. Hay todavía otro sentido superior del mismo simbolismo, que se obtiene transponiéndole más allá del Ser mismo: las Aguas representan entonces la Posibilidad Universal, considerada de una manera absolutamente total, es decir, en tanto que abarca a la vez, en su infinitud, el dominio de la manifestación y el de la no manifestación. Este último sentido es el más elevado de todos; en el grado inmediatamente inferior, en la polarización primordial del Ser, tenemos a Prakriti, con la cual no estamos todavía más que en el principio de la manifestación. Después, al continuar descendiendo, podemos considerar los tres grados de ésta como hemos hecho precedentemente: tenemos entonces, para los dos primeros, el “doble caos” del que hemos hablado, y finalmente, para el mundo corporal, el Agua en tanto que elemento sensible ( Ap ), que se encuentra comprendida por lo demás ya implícitamente, como todo lo que pertenece a la manifestación grosera, en el dominio de las “Aguas inferiores”, ya que la manifestación sutil desempeña el papel de principio inmediato y relativo en relación a esta manifestación grosera. — Aunque estas explicaciones sean un poco largas, pensamos que no serán inútiles para hacer comprender, con ejemplos, como se puede considerar una pluralidad de sentidos y de aplicaciones en los textos tradicionales.
Burckhardt
La verificación analítica de la composición del agua, la cual nos dice que ésta consiste en dos partes de hidrógeno y una de oxígeno, no da ningún indicio sobre la esencia del elemento agua. Por el contrario, esta información, que puede obtenerse sólo de forma indirecta y, hasta cierto punto, abstracta, oculta la propiedad esencial «agua»; en todo caso establece, en un plano determinado, la realidad de la que se trata, mientras que la experiencia directa y sensorial del elemento despierta un eco que resuena en todos los planos del conocimiento, desde el corporal hasta el espiritual.
El «agua» del alma se adapta a todas las formas; en su naturaleza pura y original, es «humilde e inocente», como dijera del agua san Francisco.
Schuon
O ESOTERISMO COMO PRINCÍPIO E COMO VIA
A manifestação divina à nossa volta e em nós mesmos prolonga e projeta o Princípio e com este se identifica precisamente sob o aspecto da qualidade divina imanente; o sol é realmente o Princípio percebido através dos véus existenciais; a água é, de fato, a Passividade universal percebida através desses mesmos véus.
Evola
A TRADIÇÃO HERMÉTICA
A expressão «céu», de que evangelicamente se diz «o reino dos céus está em vós mesmos», também se utiliza para o Princípio na tradição hermético-alquímica, mas para ele é ainda mais frequente e mais típico — como já referimos e como veremos — outro símbolo: a Água. O hermetismo místico de Boehme fala assim dela: «Esta Água subsiste por toda a eternidade… estende-se a todos os pontos deste mundo e é a Água de Vida que penetra para além da morte… Em nenhum lugar é apreensível nem perceptível («difícil de contemplar», tinha dito Zósimo). Mas enche tudo igualmente. Encontra-se também no corpo do homem e quando este tem sede desta Água e bebe dela, então acende-se nele a Luz da Vida.» E acaba afirmando decididamente que «o homem é o centro onde tudo tem fim: encerra a quinta-essência de todo o universo. Participa das virtudes e das propriedades de todos os indivíduos».
«Sem a Água divina — theion hydatos — nada existe — ouden estin —, diz Zósimo; «ela realiza cada operação no composto [ou seja, no que dali se forma]. Água do abismo — enabyssaion hydor —, Água Misteriosa, Água Divina, Água permanente, Água viva, (ou Água da vida), Água Eterna, Água de Prata (hydrargyron), Oceano, Mare Nostrum, Mare Magnum Philosophorum, Água–Espírito, Fons Perennis, Acqua celeste, etc, são expressões que se encontram por toda a parte nos textos. Por outro lado, entre os símbolos do princípio feminino e o das Águas — entre «Terra Mãe», «Águas», «Mãe das Águas», «Pedra», «Caverna», «Casa da Mãe», «Noite», «Casa da Profundidade» ou «da Força» ou «da Sabedoria» — existe uma conexão que remonta aos tempos primordiais. E o hermetismo retoma-a.
Entretanto, as Águas, o «Úmido radical», a «Senhora dos Filósofos», o caos, — en to pan —, o «mistério procurado por todos e finalmente encontrado», etc, são alquimicamente o Mercúrio. Tudo está composto de Mercúrio (ou Água Mercurial), dizem os textos: é o que constitui, conforme eles afirmam, o princípio e o fim da Obra.