Coomaraswamy (Meta:nota) – dissolução no divino

«Los nombres son cadenas» (Aitareya Aranyaka II.1.6). Dios no tiene nombre personal ni apellido (Brhadaranyaka Upanishad III.8.8), ni deviene jamás alguien (Katha Upanishad II.18), y de ello se sigue que no puede haber retorno a Dios, ni deificado (para lo cual, en las palabras de Nicolás de Cusa, es indispensable una ablatio omnis alteritatis et diversitatis) para quien todavía es alguien. El iniciado es sin nombre, él mismo no es sino Agni (Kausitaki Brahmana VII.2.3), cf. Gálatas 2:20, vivo autem jam non ego, sed Christus in me. Dios es un Mar, «nostra pace: ella é quel mare, al qual tutto si move» (Paradiso III.85, 86); y al igual que los nombres de los ríos se pierden en el mar, así nuestros nombres y apariencias se pierden cuando Le alcanzamos (Anguttara Nikaya IV.198, Prasna Upanishad VI.5). «Also sich wandelt der tropfe in daz mer» (Maestro Eckhart, ed. Pfeiffer, p. 314), cf. Rumi, «a fin de que tu gota devenga el mar», y «Nadie tiene conocimiento de nadie que entra, de que él es “Fulano”» (Odas XII y XV en Divan), y Lao-tzu, «Tao-Te-King» XXXII, «Al Tao todo bajo el cielo vendrá como las corrientes desembocan en un gran río o en el mar». («El que encuentra (a Dios) se pierde (en Él): como un torrente él es absorbido en el Océano» (Mathnawi VI.4052)). Y así, según la inscripción citada por V. Magnien, Les Mystéres d’Éleusis (París, 1938), p. 334, «Pour mon nom, ne cherche pas qui je suis: le rite mystique l’emmena en s’en allant vers la mer empourprée».
Ver también Coomaraswamy, «Akimcanna: La anonadación de sí mismo», y «Svayamatrnna: Janua Coeli».

Ananda Coomaraswamy