Todo esto es también la antiquísima doctrina del Samhita, donde es el Sol o el Fuego el que entra en la matriz y transmigra1 : así Rg Veda Samhita X.72.9, donde Aditi «lleva a Martanda a nacimientos y muertes repetidos» (prajayai mrtyave tvat punah); VIII.43.9, «Tú, oh Agni, estando en la matriz, naces de nuevo» (garbhe san jayase punah); X.5.1, donde Agni es «de muchos nacimientos» (bhurijanma); III. 1.20, donde, como Jatavedas, es «depositado en nacimiento tras nacimiento» (janman-janman nihitah), es decir, como agrega Sayana, «en todos estos seres humanos». En tanto que Jatavedas, él es omnisciente de los nacimientos (I.70.1, I.189.1, VI.15.3), y es necesariamente así porque, como lo parafrasea Satapatha Brahmana IX.5.1.68 «él encuentra nacimiento una y otra vez» (jatam jatam vindate). De la misma manera «llenando los (tres) reinos-de-luz de este2 , el móvil y el inmóvil, él entra múltiplemente en el ser, el Sire en estas matrices» (purutra yad abhavat, sur ahaibhyo garbhebhyah, Rg Veda Samhita I.146.1, 5), «aunque en una única semejanza múltiple, como dador-del-ser a todas tus gentes»3 (viso visva anu prabhuh Rg Veda Samhita VIII.11.8).
NOTAS