Coomaraswamy (Memória) – Providência

La omnisciencia del principio espiritual inmanente, intellectus vel spiritus, es el correlativo lógico de su omnipresencia atemporal. Solo desde este punto de vista deviene inteligible el concepto de una Providencia (prajna, pronoia, prometheia). El Sí mismo Providencial (prajnatman) no decreta arbitrariamente nuestro «Fatum» (Destino) sino que es el presenciador de su operación: nuestro Fatum es meramente la extensión temporal de su acto de ser libre e instantáneo. Nuestra confusión se debe solo a que nosotros consideramos la Providencia como un conocimiento previo del futuro; ¡como si preguntáramos, «Qué estaba pensando Dios en un tiempo antes de que el tiempo fuera»!. En realidad, el conocimiento Providencial no lo es más de un futuro que de un pasado, sino solamente de un ahora. La experiencia de la duración es incompatible con la omnisciencia, de la cual el sí mismo empírico es por lo tanto incapaz.

Por otra parte, en la medida misma en que somos capaces de identificarnos con el Sí mismo Providencial — gnothi seauton, Eso eres tú — estamos por encima de las secuencias del Fatum deviniendo su espectador en vez de su víctima. La doctrina de que todo conocimiento es por participación está así inseparablemente conectada con la posibilidad de la Liberación (moksha, lysis) de los pares de opuestos, de los que el pasado y el futuro, aquí y allí, son los ejemplos pertinentes en el contexto presente. Como lo ha expresado Nicolás de Cusa, la muralla del Paraíso en el que mora Dios está construida de estos contrarios, y la vía adentro, guardada por el más elevado espíritu de Razón, está entre ellos. En otras palabras, nuestra Vía pasa a través del ahora y del no-donde cuya experiencia empírica es imposible, aunque el hecho de la Memoria nos asegura que la Vía está abierta a los comprehensores de la Verdad.

Ananda Coomaraswamy