Coomaraswamy (Aurora) – Serpentes

En el estudio anterior ( Ângeles y Titanes ) hemos visto la relación existente entre los Ângeles ( devah ) masculinos, por un lado, y los Titanes ( asurah ) o las Serpientes ( sarpâh ) por otro, debiendo ser los primeros considerados como “conversiones” o transformaciones sacrificiales de las Serpientes. Como introducción a lo que sigue, y para facilitar la interpretación de los textos que se citan, será útil indicar la naturaleza general de las características de esta transformación de las Serpientes. La referencia se encuentra en primer lugar en el Rig-Vêda, pero está cómodamente resumida en el Pancavimsha Brahmana, XXV, 15, donde las Serpientes, gracias a una sesión sacrificial, abandonan su vieja piel1 ( hitvâ jîrnân tacam ) y avanzan arrastrándose ( ati-srip ), adoptando nuevas formas; así, “las Serpientes son los Adityas” ( sarpyâ vâ âdityâh ); cf. Shatapatha_Brahmana, VII, 3, 2, 14, donde Agni, habiéndose “deslizado fuera de las Aguas” ( adbhya upôdsriptam ), se tiende sobre una hoja de loto. No es necesario demostrar la identificación entre Agni ab extra y Ahí Budhnya ab intra, pues puede advertirse que Agni “sin pies ni cabeza, ocultando sus dos extremidades” ( apad ashirsho guhamâno antâ, IV, 1, 11 ) es manifiestamente concebido como una serpiente enrollada sobre sí misma, quizá mordiéndose la cola. Igualmente, el Sol es en el origen “sin pies”, pero Varuna se los da a fin de que pueda avanzar ( apadê padâ prati dhâtavê, I, 24, 8 ). En otros pasajes, Indra, Agni, Soma y Varuna son descritos como “teniendo pies” ( padavîh ); cf. los términos padavî, la huella de un paso, vestigium pedi2 ( I, 72, 2 y X, 71, 3 ) y pada ( passim ). En cuanto al término apâd ( sin pies ), se refiere naturalmente a la “serpiente”; los demonios Kunâru y Vritra son sin manos ni pies ( ahastam, apâdam, III, 30, 8, y también I, 32, 7, en cuanto a Vritra ). El Shatapatha_Brahmana ( I, 6, 3, 9 ) indica claramente la transformación de Soma: “Porque rodaba, se hizo Vritra; porque era sin pies, se convirtió en Ahí” ( yad apat samabhavat tasmâd ahis ).


NOTAS

1 En el Rig-Vêda, los Ângeles ( devah ), aunque incorruptibles ( ajara, ajurya, amrita, amartya ) durante toda la duración de su “eviternidad” ( amritatva ), están no obstante sometidos a la degradación al final de un ciclo ( yuga ), y a la resurrección al comienzo de otro. Agni, el principio de la vida ( âyus, vishvâyus ), “convertido en anciano, rejuvenece inmediatamente” ( jujurvân yo muhur â yuvâ bhût, II, 4, 5 ). A propósito de la “eviternidad” de su manifestación, se dice de aquel que posee “una juventud sin edad” ( yuvâ ajarah, V, 44, 3 ), y se le denomina “la Vida universal, es inmortal entre los mortales” ( vishvâyur yo amrito martêshu, VI, 4, 2 ). Igualmente, “Agni, Varuna y Soma decaen” ( avâsrijanta jivrayo na devah, IV, 19, 2 ), “Vosotros ( los Ashvins ) habéis quitado el velo que cubría a aquel que se estaba debilitando ( cyavânât ), de manera que ha rejuvenecido ( juvâ ) y se ha despertado en él el deseo del matrimonio” ( V, 74, 5 ). Cf. PBr., IV, 9, 5, donde Arbuda se deshace de su piel muerta ( mritâm tvacam apahata ) gracias al himno de la Reina Serpiente ( Sârparajñî ).
2 Sobre el sentido del vestigium pedi en las tradiciones védica, zen y cristiana, cf. A. K. C., Elements of Buddhist Iconography, 1935, p. 16 y n. 146. ( 2a ). ( Ver la exégesis de III, 55, 11 dada por Tilak, The Artic Home in the Vedas, 2ª ed. 1971, pp. 108-112 ).

En el estudio anterior ( Ângeles y Titanes ) hemos visto la relación existente entre los Ângeles ( devah ) masculinos, por un lado, y los Titanes ( asurah ) o las Serpientes ( sarpâh ) por otro, debiendo ser los primeros considerados como “conversiones” o transformaciones sacrificiales de las Serpientes. Como introducción a lo que sigue, y para facilitar la interpretación de los textos que se citan, será útil indicar la naturaleza general de las características de esta transformación de las Serpientes. La referencia se encuentra en primer lugar en el Rig-Vêda, pero está cómodamente resumida en el Pancavimsha Brahmana, XXV, 15, donde las Serpientes, gracias a una sesión sacrificial, abandonan su vieja piel1 ( hitvâ jîrnân tacam ) y avanzan arrastrándose ( ati-srip ), adoptando nuevas formas; así, “las Serpientes son los Adityas” ( sarpyâ vâ âdityâh ); cf. Shatapatha_Brahmana, VII, 3, 2, 14, donde Agni, habiéndose “deslizado fuera de las Aguas” ( adbhya upôdsriptam ), se tiende sobre una hoja de loto. No es necesario demostrar la identificación entre Agni ab extra y Ahí Budhnya ab intra, pues puede advertirse que Agni “sin pies ni cabeza, ocultando sus dos extremidades” ( apad ashirsho guhamâno antâ, IV, 1, 11 ) es manifiestamente concebido como una serpiente enrollada sobre sí misma, quizá mordiéndose la cola. Igualmente, el Sol es en el origen “sin pies”, pero Varuna se los da a fin de que pueda avanzar ( apadê padâ prati dhâtavê, I, 24, 8 ). En otros pasajes, Indra, Agni, Soma y Varuna son descritos como “teniendo pies” ( padavîh ); cf. los términos padavî, la huella de un paso, vestigium pedi2 ( I, 72, 2 y X, 71, 3 ) y pada ( passim ). En cuanto al término apâd ( sin pies ), se refiere naturalmente a la “serpiente”; los demonios Kunâru y Vritra son sin manos ni pies ( ahastam, apâdam, III, 30, 8, y también I, 32, 7, en cuanto a Vritra ). El Shatapatha_Brahmana ( I, 6, 3, 9 ) indica claramente la transformación de Soma: “Porque rodaba, se hizo Vritra; porque era sin pies, se convirtió en Ahí” ( yad apat samabhavat tasmâd ahis ).


NOTAS

1 En el Rig-Vêda, los Ângeles ( devah ), aunque incorruptibles ( ajara, ajurya, amrita, amartya ) durante toda la duración de su “eviternidad” ( amritatva ), están no obstante sometidos a la degradación al final de un ciclo ( yuga ), y a la resurrección al comienzo de otro. Agni, el principio de la vida ( âyus, vishvâyus ), “convertido en anciano, rejuvenece inmediatamente” ( jujurvân yo muhur â yuvâ bhût, II, 4, 5 ). A propósito de la “eviternidad” de su manifestación, se dice de aquel que posee “una juventud sin edad” ( yuvâ ajarah, V, 44, 3 ), y se le denomina “la Vida universal, es inmortal entre los mortales” ( vishvâyur yo amrito martêshu, VI, 4, 2 ). Igualmente, “Agni, Varuna y Soma decaen” ( avâsrijanta jivrayo na devah, IV, 19, 2 ), “Vosotros ( los Ashvins ) habéis quitado el velo que cubría a aquel que se estaba debilitando ( cyavânât ), de manera que ha rejuvenecido ( juvâ ) y se ha despertado en él el deseo del matrimonio” ( V, 74, 5 ). Cf. PBr., IV, 9, 5, donde Arbuda se deshace de su piel muerta ( mritâm tvacam apahata ) gracias al himno de la Reina Serpiente ( Sârparajñî ).
2 Sobre el sentido del vestigium pedi en las tradiciones védica, zen y cristiana, cf. A. K. C., Elements of Buddhist Iconography, 1935, p. 16 y n. 146. ( 2a ). ( Ver la exégesis de III, 55, 11 dada por Tilak, The Artic Home in the Vedas, 2ª ed. 1971, pp. 108-112 ).

Ananda Coomaraswamy