Schuon Askesis THRP

Schuon referências aos termos ascese, ascetismo — Em busca dos traços da religião perene
ascesis
Aunque el ascetismo no coincida en absoluto por su propia naturaleza con el esoterismo, hay que decir, en el caso del Islam y teniendo en cuenta las intenciones profundas, que la incompatibilidad entre el legalismo religioso y el ascetismo sufí no es otra, en el fondo, que la que ha opuesto siempre y en todas partes la religión común a la dimensión iniciática. Esta incompatibilidad, debida a la diferencia de los niveles y las finalidades, va ciertamente a la par con una compatibilidad compensatoria —fundada ésta en la identidad del simbolismo tradicional y de las tendencias psicológicas y morales—, pero no por ello es menos inevitable por el hecho de que entre la forma y la esencia no sólo hay analogía y continuidad, sino también oposición y discontinuidad. Desde el punto de vista de la religión musulmana, el ascetismo no tiene sentido, salvo en la forma legal que sabiamente lo canaliza y lo delimita, ya sea por las diversas prohibiciones —alimentarias y sexuales sobre todo—, o por el ayuno anual del Ramadán; desde el punto de vista del Sufismo, por el contrario, o bien las prácticas exteriores son secundarias —es la perspectiva interiorizante de la gnosis, la cual, por lo demás, se afirma raramente—, o bien son elementos de ascesis que es bueno multiplicar y ampliar, e incluso exagerar, como lo quiere el Sufismo medio. Paralelamente al ascetismo, hay la profundización de las virtudes que se considera que éste opera y que en realidad no depende forzosamente de él; esta profundización puede, según los casos, bien afinar las cualidades morales, bien abrir el corazón a las luces inmanentes. 247 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Pero volvamos al sentido propio de la palabra Tarîqah: la «Vía» posee esencialmente «Estaciones», Maqâmât; cada virtud esencial —y que, por consiguiente, resiste a las pruebas de la disciplina y del destino— es una etapa necesaria en el itinerario hacia la Unión o la «Realidad», Haqîqah. El carácter ascético del Sufismo primitivo, y del Sufismo medio de los siglos siguientes, se explica positivamente por esta teoría de las «Estaciones», las cuales apartan progresivamente los «velos» que cubren la «Realidad»; al definir el Sufismo como una ascesis, se lo define implícitamente como una sucesión de Estaciones realizadoras y liberadoras, lo que corresponde perfectamente a la naturaleza específica del esoterismo, el cual «transforma» al hombre en vez de «salvarlo» solamente, o, mejor, lo salva transformándolo, y lo transforma salvándolo. 278 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

El pacto iniciático, en el Islam, se refiere a la guerra santa; los iniciados son los «combatientes» (mujâhidûn); la vía iniciática es, según el propio Profeta, la «gran guerra santa» (al-jihâd al-akbar). Ahora bien, todos los modos de ascetismo —ayuno, vela, soledad, silencio, acumulación de actos meritorios—, todos estos modos son otras tantas maneras de combatir al «alma que incita al mal» (an-nafs al-ammârah); lo que explica positivamente la asociación de ideas entre el esoterismo y la ascesis, o mejor, la ecuación que parece reducir el primer elemento al segundo, pero que tiene también el significado de una ocultación de lo que no se entrega sino al precio de una prueba y gracias a una penetración de luz. Como decía Al-Hallâj: «Que nadie beba el vino si no es un héroe; si no ha abandonado el sueño y sus párpados ya no se cierran más». El enigma del Sufismo es que se designa la cosa por el precio que vale; que el valor celestial se expresa en términos de sacrificios terrenales. 279 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

La ecuación aparentemente problemática —pero en realidad elíptica— «esoterismo igual a ascesis» significa en substancia: el esoterismo es la eliminación de las trabas individuales que impiden o «velan» en el alma la irradiación del divino Sí. Las formulaciones concretas de la ecuación son por ejemplo las siguientes: 258 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

ascetas
Por extraña que pueda parecer tal aserción —que en el caso de Cristo no tendría ningún sentido—, Muhammad es el Profeta de lo «razonable»; de lo razonable no mediocre, por supuesto, sino hecho de realismo psicológico y social, y susceptible, por consiguiente, de servir de vehículo a la vía ascendente. Incidentalmente, pero no raramente, el Profeta sabía ser tan «piadosamente desrazonable» como los ascetas cristianos, y a esos ejemplos «al margen» se refiere el ascetismo esotérico del que hemos hablado más arriba; «al margen» por ser extraños —si no contrarios— al principio de mesura y equilibrio de la religión común. 224 THRP SOBRE TIPOLOGÍA RELIGIOSA

ascetismo
El esoterismo islámico presenta un enigma por el hecho de que, a primera vista, cabe preguntarse con razón cuál es su origen e incluso cuál es su naturaleza específica. En efecto, si se admite, por una parte, que el Sufismo es el esoterismo y, por otra, que se ha manifestado desde los comienzos del Islam, uno queda perplejo ante el fenómeno siguiente: el Islam es una religión legalista que ignora el ascetismo, mientras que el Sufismo, por el contrario, es expresamente ascético; se plantea entonces la cuestión: ¿cuál es la relación lógica, orgánica e histórica entre dos tradiciones aparentemente tan divergentes, aunque del mismo origen? No es sorprendente que la mayoría de los islamistas occidentales60 hayan supuesto que el Sufismo es de origen cristiano o hindú; esta opinión es totalmente falsa, pero se beneficia de circunstancias atenuantes por el hecho de la cuasi incompatibilidad entre las excentricidades teóricas y prácticas del ascetismo sufí y el mensaje de sobrio equilibrio del legalismo musulmán. 246 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Aunque el ascetismo no coincida en absoluto por su propia naturaleza con el esoterismo, hay que decir, en el caso del Islam y teniendo en cuenta las intenciones profundas, que la incompatibilidad entre el legalismo religioso y el ascetismo sufí no es otra, en el fondo, que la que ha opuesto siempre y en todas partes la religión común a la dimensión iniciática. Esta incompatibilidad, debida a la diferencia de los niveles y las finalidades, va ciertamente a la par con una compatibilidad compensatoria —fundada ésta en la identidad del simbolismo tradicional y de las tendencias psicológicas y morales—, pero no por ello es menos inevitable por el hecho de que entre la forma y la esencia no sólo hay analogía y continuidad, sino también oposición y discontinuidad61. Desde el punto de vista de la religión musulmana, el ascetismo no tiene sentido, salvo en la forma legal que sabiamente lo canaliza y lo delimita, ya sea por las diversas prohibiciones —alimentarias y sexuales sobre todo—, o por el ayuno anual del Ramadán; desde el punto de vista del Sufismo, por el contrario, o bien las prácticas exteriores son secundarias —es la perspectiva interiorizante de la gnosis, la cual, por lo demás, se afirma raramente—, o bien son elementos de ascesis que es bueno multiplicar y ampliar, e incluso exagerar, como lo quiere el Sufismo medio. Paralelamente al ascetismo, hay la profundización de las virtudes que se considera que éste opera y que en realidad no depende forzosamente de él; esta profundización puede, según los casos, bien afinar las cualidades morales, bien abrir el corazón a las luces inmanentes. 247 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

No sólo los testimonios históricos, sino también la simple naturaleza de las cosas —que acabamos de caracterizar en el aspecto de que aquí se trata— nos obligan a admitir que el Profeta instituyó dos corrientes tradicionales relativamente diferentes, a la vez solidarias y divergentes: legal, común y obligatoria una, y ascética, particular y vocacional la otra. Una cuestión se plantea entonces, aunque ya hayamos apuntado la respuesta: si los más antiguos testimonios de lo que más tarde se llamó «Sufismo» (taçawwuf) indican un ascetismo y nada más, y si de hecho el esoterismo islámico se reconoce en este ascetismo, ¿cuál es la relación entre este último y las realidades del esoterismo? La respuesta es simple si se tiene en cuenta el hecho de que todo esoterismo implica una vía purgativa: si las cualidades del «servidor» —del sujeto contingente e imperfecto- deben «extinguirse» o «desaparecer» (fanâ) para dejar penetrar las Cualidades del Señor —del Sujeto absoluto y perfecto—, el individuo humano debe con toda evidencia someterse a disciplinas que favorezcan, si no que efectúen, este proceso iniciático y alquímico. Pero esta manera de considerar las cosas excluye, sin ninguna duda, esa perspectiva del mérito reforzada por un individualismo voluntarista y sentimental que aparece tan a menudo en lo que hemos llamado el Sufismo medio, y que de hecho reduce una alquimia purgativa a una mística penitencial. 248 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Por una parte, se dirá con razón que el ascetismo y la moral no son en sí esoterismo, y no se errará al rechazar a priori la ecuación «ascesis igual a esoterismo» hecha prácticamente por gran número de sufíes; pero, por otra parte, se deberá, sin embargo, aceptar el hecho de que en el Islam el ascetismo pertenece, técnicamente y tradicionalmente, sólo al esoterismo, y que por consiguiente la ecuación de que se trata tiene una justificación de facto que no se puede dejar de tener en cuenta. 254 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Estos diversos elementos permiten considerar una interpretación particular del ternario Sharî’ah-Tarîqah-Haqîqah, «Ley-Vía-Verdad»: mientras que, según el uso corriente de los términos, la Tarîqah es la Vía, y la Haqîqah la Realidad que se pretende alcanzar —al menos cuando se entiende este último término en conexión con el precedente—, podemos entender por Tarîqah el vasto terreno del Sufismo medio, y por Haqîqah el terreno restringido del Sufismo quintaesencial, o sea del esoterismo propiamente dicho; fundándose el primero en el pesimismo antropológico, el ascetismo, la acumulación de prácticas meritorias y un moralismo escrupuloso, y el segundo, en la gnosis desde el doble punto de vista doctrinal y operativo. 277 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

El pacto iniciático, en el Islam, se refiere a la guerra santa; los iniciados son los «combatientes» (mujâhidûn); la vía iniciática es, según el propio Profeta, la «gran guerra santa» (al-jihâd al-akbar). Ahora bien, todos los modos de ascetismo —ayuno, vela, soledad, silencio, acumulación de actos meritorios—, todos estos modos son otras tantas maneras de combatir al «alma que incita al mal» (an-nafs al-ammârah); lo que explica positivamente la asociación de ideas entre el esoterismo y la ascesis, o mejor, la ecuación que parece reducir el primer elemento al segundo, pero que tiene también el significado de una ocultación de lo que no se entrega sino al precio de una prueba y gracias a una penetración de luz. Como decía Al-Hallâj: «Que nadie beba el vino si no es un héroe; si no ha abandonado el sueño y sus párpados ya no se cierran más». El enigma del Sufismo es que se designa la cosa por el precio que vale; que el valor celestial se expresa en términos de sacrificios terrenales. 279 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

ascética
No sólo los testimonios históricos, sino también la simple naturaleza de las cosas —que acabamos de caracterizar en el aspecto de que aquí se trata— nos obligan a admitir que el Profeta instituyó dos corrientes tradicionales relativamente diferentes, a la vez solidarias y divergentes: legal, común y obligatoria una, y ascética, particular y vocacional la otra. Una cuestión se plantea entonces, aunque ya hayamos apuntado la respuesta: si los más antiguos testimonios de lo que más tarde se llamó «Sufismo» (taçawwuf) indican un ascetismo y nada más, y si de hecho el esoterismo islámico se reconoce en este ascetismo, ¿cuál es la relación entre este último y las realidades del esoterismo? La respuesta es simple si se tiene en cuenta el hecho de que todo esoterismo implica una vía purgativa: si las cualidades del «servidor» —del sujeto contingente e imperfecto- deben «extinguirse» o «desaparecer» (fanâ) para dejar penetrar las Cualidades del Señor —del Sujeto absoluto y perfecto—, el individuo humano debe con toda evidencia someterse a disciplinas que favorezcan, si no que efectúen, este proceso iniciático y alquímico. Pero esta manera de considerar las cosas excluye, sin ninguna duda, esa perspectiva del mérito reforzada por un individualismo voluntarista y sentimental que aparece tan a menudo en lo que hemos llamado el Sufismo medio, y que de hecho reduce una alquimia purgativa a una mística penitencial. 248 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

El esoterismo contiene tres dimensiones desiguales que se combinan en diferentes grados, según los niveles y temperamentos, a saber: en primer lugar, la dimensión ascética, la que el Sufismo reivindica precisamente y en la que parece reconocer-se; en segundo lugar, la dimensión invocatoria, que engloba todo lo que el Sufismo entiende por Dhikr, «Recuerdo (de Dios)»; y en tercer lugar, la dimensión intelectiva, que comprende las verdades metafísicas y exige el discernimiento, la meditación y la contemplación. Ahora bien, la acentuación abusiva de la primera dimensión trae consigo el debilitamiento de la tercera, e inversamente, pero sin que haya simetría; pues en el segundo caso la dimensión ascética no está privada de sus cualidades, simplemente se vuelve superflua —en cierto grado— por los resultados concretos de la gnosis, como la perspectiva de «temor», la makhâfah, se vuelve forzosamente más transparente y más serena por los efectos de la perspectiva de «conocimiento» de ma’rifah63. 252 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Esta insistencia de un esoterismo en la dimensión ascética, que sin embargo no es sino secundaria y condicional, no se explicaría si este esoterismo no se dirigiera a una gran colectividad, y no tan sólo a una minoría restringida; pues, en este último caso, el esoterismo se definiría por su esencia, a saber, una doctrina metafísica íntegra; y ésta sólo es espiritualmente operante para los «pneumáticos», no lo es para los «psíquicos»; es decir, para una minoría, no para la mayoría. Esta idea de un esoterismo que se dirige de entrada a todos parecerá muy paradójica e incluso heterodoxa a algunos que tienen del esoterismo una idea demasiado sistemática y de hecho irrealista, pero esta idea manifiesta una posibilidad que está en la naturaleza de las cosas, es decir, que un esoterismo vulgarizado obtiene su justificación de una cierta eficacia. Por otra parte, ni siquiera tenemos elección: estamos obligados a tomar nota del fenómeno histórico tal cual es y a aceptar la existencia de un esoterismo que precisamente se dirige en principio a un gran número de personas si no literalmente a todas. Ciertamente, este esoterismo «ampliado» contiene todavía en algún sector la sapiencia auténtica; tiene sus secretos, pero sólo en su «núcleo» (lubb), no en su «corteza» (qishr); no es él mismo la sapiencia, pero, gracias a su sistema de grados de interioridad, la naturaleza específica del puro esoterismo queda a salvo, allí donde puede y debe afirmarse. 260 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

«Doy testimonio de que Muhammad es su servidor y su enviado»: esta segunda Atestación describe implícita o simbólicamente la naturaleza espiritual del hombre; el creyente, a semejanza de Muhammad, es «servidor» en el sentido de que debe resignarse a la voluntad omnipresente de Dios, y es «enviado» en el sentido de que debe participar en la Naturaleza divina y, por consiguiente, prolongarla en cierto modo, lo cual se lo permiten precisamente las prerrogativas de la naturaleza humana. El fideísmo musulmán exagera fácilmente la primera de estas cualidades en detrimento de la racionalidad más legítima; por ello hay que tratar de descubrir en sus paradojas, hipérboles e incoherencias las intenciones morales y los sobreentendidos místicos. Desde el punto de vista de este fideísmo, la simple naturaleza de las cosas no es nada, la intención moral o ascética lo es todo; queda por saber en qué medida la voluntad puede y debe determinar a la inteligencia en el místico voluntarista, y en qué medida, por el contrario, la inteligencia puede y debe determinar a la voluntad en el gnóstico; este último punto de vista está por encima evidentemente del anterior, en principio si no siempre de hecho. 289 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

ascético
El esoterismo islámico presenta un enigma por el hecho de que, a primera vista, cabe preguntarse con razón cuál es su origen e incluso cuál es su naturaleza específica. En efecto, si se admite, por una parte, que el Sufismo es el esoterismo y, por otra, que se ha manifestado desde los comienzos del Islam, uno queda perplejo ante el fenómeno siguiente: el Islam es una religión legalista que ignora el ascetismo, mientras que el Sufismo, por el contrario, es expresamente ascético; se plantea entonces la cuestión: ¿cuál es la relación lógica, orgánica e histórica entre dos tradiciones aparentemente tan divergentes, aunque del mismo origen? No es sorprendente que la mayoría de los islamistas occidentales60 hayan supuesto que el Sufismo es de origen cristiano o hindú; esta opinión es totalmente falsa, pero se beneficia de circunstancias atenuantes por el hecho de la cuasi incompatibilidad entre las excentricidades teóricas y prácticas del ascetismo sufí y el mensaje de sobrio equilibrio del legalismo musulmán. 246 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO

Pero volvamos al sentido propio de la palabra Tarîqah: la «Vía» posee esencialmente «Estaciones», Maqâmât; cada virtud esencial —y que, por consiguiente, resiste a las pruebas de la disciplina y del destino— es una etapa necesaria en el itinerario hacia la Unión o la «Realidad», Haqîqah69. El carácter ascético del Sufismo primitivo, y del Sufismo medio de los siglos siguientes, se explica positivamente por esta teoría de las «Estaciones», las cuales apartan progresivamente los «velos» que cubren la «Realidad»; al definir el Sufismo como una ascesis, se lo define implícitamente como una sucesión de Estaciones realizadoras y liberadoras, lo que corresponde perfectamente a la naturaleza específica del esoterismo, el cual «transforma» al hombre en vez de «salvarlo» solamente, o, mejor, lo salva transformándolo, y lo transforma salvándolo. 278 THRP ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO



Frithjof Schuon