”«He sido destinado a abatirme sobre el origen de todas las cosas.» Lao-tse.”
Gran parte de los términos ocultos del budismo Zen pertenecen al vocabulario taoísta. En su origen, el Zen es una forma china del budismo, designado en China con el nombre de Tch’an.
Ahora bien, aunque el Tch’an sea una transformación del budismo mahayanista, aparece también como una prolongación del taoísmo. Puede afirmarse que en el Tch’an se encuentran y se compaginan dos tradiciones, dos mensajes: el de Buda y el de Lao-tse. Es necesario ofrecer un resumen de este doble mensaje, pues aunque se conozcan de oídas tal o cual formas modernas del Zen, se ignoran muy a menudo los textos fundamentales, el Tao-te-King, así como los grandes sutras mahayanistas, el Prana — paramita sutra, el Lankavatara sutra y el Gandavyuha sutra.
En ” el tercer volumen de sus Ensayos sobre el budismo Zen, Suzuki ofrece largos párrafos del Prana-paramita y del Gandavyuha sutras. En este último, «el peregrino Sudhana» plantea, entre otras, la siguiente cuestión: «¿Dónde está la morada del Bodhisatva?» Es decir, del hombre que busca la iluminación y desea transmitir a los demás la experiencia iluminadora1.
A esta cuestión, el autor o autores de sutras responden mediante la evocación de una Torre, la Torre Vairochana, morada del Bodhisatva Maitreya, pero morada también de todos los Bodhisatvas del pasado, del presente y del futuro, y de todos los iluminados:
La Torre es la morada donde habitan en medio de delicias quienes comprenden la significación de lo Vacío, de lo Sin Forma, de la No Voluntad; comprenden que todas las cosas se hallan más allá de la discriminación, que el Dharma-dhatu está desprovisto de separatividad, que existe un mundo de seres que no se hallan a nuestro alcance, que todas las cosas son nonatas2.
Esta definición de las cosas sublimes por conceptos negativos (Vacío, Sin Forma, No Voluntad) es uno de los rasgos dominantes del Tao-te-King, de Lao-tse. El «realismo», caro a los maestros del Tch’an, es otro de ellos; también es indispensable evocar ahora la figura del «Viejo Filósofo».
D. T. Suzuki, Ensayos, cap. XVI (ps. 1057 y sig.). Dónde habitan los iluminados, de dónde vienen y adonde van, son cuestiones que los discípulos plantean de continuo al maestro en el seno de las comunidades Zen, tanto legandarias como reales. Los autores de los sutras mahayanistas se propusieron, entre otras cosas, responder a estas cuestiones. ↩
Ibid., p. 1071 (tercera serie). ↩