El hecho de que el individuo humano sea polipsiquico y que un número indefinido de corrientes de conciencia coexistan en cada uno de nosotros, las cuales pueden estar asociadas de varias maneras y en diferentes grados, es una doctrina ampliamente aceptada aun por la “psicología ortodoxa”. G. W. Balfour, Hibbert Journal, n. 43.
El mismo pensamiento fue expresado en forma más afín con el budismo por Lafcadio Hearn:
“Pues, ¿qué es nuestra individualidad? Seguro que no es una individualidad sino una multiplicidad incalculable. ¿Qué es el cuerpo humano? Una forma construida con billones de entidades vivientes, una aglomeración transitoria de partículas llamadas células. ¿Y el alma humana? Un compuesto de quintillones de almas. Somos, todos y cada uno de nosotros, compuestos infinitos de fragmentos de vidas anteriores.” En el Salmo de Ananda: “un cúmulo enfermo, rebosante de propósitos y lugares y sin embargo sin poder de persistencia”.