Anatta
Prácticamente inseparable de la doctrina del Anicca es la del Anatta, que dice que en ninguna cosa existe entidad inmutable alguna y, por sobre todo, ninguna “alma eterna” en el hombre. Ananda pregunta al Buddha:
“¿Qué significa, señor, la frase: el mundo está vacío?” El Buddha responde: “Que está vacío, Ananda, del Yo o de cualquier cosa de la naturaleza de un Yo. Y ¿qué es lo que así se halla vacío? Los cinco asientos de los cinco sentidos, y la mente y el sentimiento relacionado con la mente: todos ellos están vacíos del Yo o de cualquier otra cosa que se parezca al Yo” (Samyutta Nikaya, IV, 54).
Los estados mentales son fenómenos como los otros fenómenos y nada sustancial como un alma o un yo está detrás de ellos; de la misma manera que los nombres de las cosas son conceptos. Los símiles favoritos se establecen entre los fenómenos naturales y los objetos construidos, tales como un río o un carro. Exceptuando el agua, la arena, la orilla próxima y la lejana, ¿dónde se puede hallar al Ganges? Si dividimos el carro en sus partes componentes, tales como las ruedas, las varas, el eje, la carrocería, el asiento y demás, ¿qué queda del carro, salvo el nombre? De la misma manera se verá que cuando han sido analizadas las partes componentes de la conciencia no queda ningún residuo; el individuo mantiene una aparente identidad de momento en momento, pero ella consiste en una continuidad de instantes de conciencia y no es la ausencia de cambio.
“Como un río”, dice un budista moderno, “que mantiene aún una forma constante, una identidad aparente aunque hoy no subsista ni una sola gota de todo el caudal que ayer era el río” (Anuruddha, Compendium of Philosophy. Ensayo introd. de S. Z. Aung, pág. 9).
Es de la mayor importancia la aceptación de esta verdad, pues para el individuo poseído de la idea: “Yo soy la forma; la forma pertenece al Yo”, “a través de los cambios y alteraciones de la forma surgen el dolor, la calamidad, la pena y la desesperación”.
El símil del río acentúa la continuidad de una identidad siempre cambiante. Otra analogía, tomada del dormir y el sueño, acentúa la naturaleza intermitente de la conciencia; el curso normal de la existencia orgánica, llamada bhavanga-gati, se compara con el flujo del dormir sin sueños; la conciencia sólo despierta cuando un estímulo exterior origina una vibración en el flujo normal.