Coomaraswamy (Budismo) – Nibbana

Ananda Coomaraswamy: BUDA E O EVANGELHO DO BUDISMO

“Hasta aquí admite ser contada la historia, pero lo que sigue está oculto, y no puede expresarse con palabras.” (Jallaluddin Rumi)

Nibbana es uno de los muchos nombres dados a la meta y summum bonum al cual convergen todos los otros propósitos del pensamiento budista. Lo que es Moksha para el brahmán, Tao para el místico chino, Fana para el sufi, la Vida Eterna para los que siguen a Jesús, eso es Nibbana para el budista. Ganarlo, más allá del alcance del Mal, es el único pensamiento que mueve al aspirante budista a entrar en los Senderos. Quienquiera que desee comprender el budismo debe, entonces, tratar de entender el Nibbana, es decir, no tratar de interpretarlo metafísicamente — pues la especulación es una de las Manchas Mortales —, sino entender los significados que encierra para un budista ortodoxo y su significado en labios de Gautama.

Desgraciadamente, el término Nibbana (en su forma sánscrita Nirvana) se hizo familiar para los estudiosos europeos mucho tiempo antes de que se tuviera acceso a las escrituras budistas, y los primeros estudiosos occidentales del budismo “interpretaron el budismo en términos de sus propias creencias, como un estado que se alcanza después de la muerte. Así, suponían que el “morir” debía significar la muerte de un “alma”; y eran interminables las discusiones sobre si esto significaba un trance eterno o la absoluta aniquilación de un alma”1. Se verá cuán inconsistente era esta discusión cuando nos demos cuenta de que el Nibbana es un estado que se gana aquí y ahora — se sabe que el Buddha lo alcanzó al comienzo de su ministerio, y asimismo lo alcanzaron innumerables Arahats, sus discípulos —, y también cuando recordemos que el budismo niega la existencia de un alma en todo momento, sea antes o después de la muerte.

En el Milinda Panha se compara el Nibbana con “una gloriosa ciudad, inmaculada e incorrupta, pura y blanca, sempiterna e inmortal, calma y feliz”; y, sin embargo, esta ciudad está muy lejos de ser un cielo que los hombres buenos puedan alcanzar después de la muerte:

“No hay punto alguno, oh rey, hacia el Este, el Sur, el Oeste o el Norte, por encima, por debajo o más allá donde podamos situar el Nibbana, y sin embargo el Nibbana existe; y aquel que ordena correctamente su vida cimentándola sobre la virtud y con atención racional, puede ganarlo aunque viva en Grecia, China, Alejandría o en Kosala.”

Entra en esa ciudad quien “emancipa su mente en el estado de Arahatta”.

El significado literal de la palabra Nibbana es “apagado” o “extinción”, como la de un fuego2. Para comprender su significado técnico debemos recordar el símil de la llama, tan empleado en el pensamento budista: “Todo el mundo está en llamas”, dice Gautama. “¿Con qué fuego está encendido? Con el fuego de la lujuria (raga), del resentimiento (dosa), del embeleso (moha); con el fuego del nacimiento, la vejez, la muerte, el dolor físico, la lamentación, la pena, el pesar y la desesperación”. El proceso de la transmigración, el orden natural de las Transformaciones, es la comunicación de esta llama de un conglomerado de material combustible al otro. La salvación del Arahat, el santo, es entonces la extinción — Nibbana — de las llamas de la lujuria, el odio, el embeleso y la Voluntad de vida. El Nibbana es justamente eso, ni más ni menos.


  1. Pero el Milinda Panha también habla (erróneamente) de un Arahat que “entra en” el Nibbana y dice que el lego que alcanza el Arahatta debe entrar en la Orden o pasar al Nibbana; esta última alternativa implicaría la muerte física (como en el caso de Suddhodana, padre del Buddha). 

  2. Son posibles otras etimologías: así “se llama Nibbana, pues es una ‘partida’ de aquel deseo llamado vaha, lujuria” (Anuruddha, Compendium of Philosophy, IV, 14). Es importante recordar que el término Nirvana es más viejo que el budismo, y que es una de las muchas palabras que Gautama usa en un sentido especial. En las Upanishads no significa la muerte de nada, sino más bien un perfecto auto-conocimiento; para aquellos en quienes la oscuridad de la ignorancia ha sido dispersada por el perfecto conocimiento “se abre ante ellos, como la meta más alta, el eterno, perfecto, Nirvanam” (Chandogya Upanishad, 8, 15, I) . La costumbre budista acentúa el estricto significado etimológico de “desaparición”; pero aun así, no es la desaparición de un alma o de una individualidad, pues no existen cosas tales, y por lo tanto no pueden desaparecer; sólo las pasiones (deseos, resentimientos y engaños) pueden hacerlo. En cuanto al resto, si algo hace el budismo primitivo, es permanecer en silencio

Ananda Coomaraswamy