Ranganâtha

Varios comentadores de los Brahma-Sûtras, para marcar todavía más claramente el carácter de esta “transformación” (tomamos este término en su sentido estrictamente etimológico, que es el de “paso fuera de la forma”), la comparan a la desaparición del agua con la que se riega una piedra ardiente. En efecto, esta agua se “transforma” al contacto con la piedra, al menos en ese sentido relativo de que ha perdido su forma visible (y no toda forma, puesto que continúa perteneciendo evidentemente al orden corporal), pero sin que se pueda decir por eso que ha sido absorbida por esa piedra, puesto que, en realidad, se ha evaporado en la atmósfera, donde permanece en un estado imperceptible a la vista (Comentario de RANGANÂTHA sobre los Brahma-Sûtras.). Del mismo modo, el ser no es “absorbido” al obtener la “Liberación”, aunque eso pueda parecer así desde el punto de vista de la manifestación, para la cual la “transformación” aparece como una “destrucción” (Por eso es por lo que, según la interpretación más ordinaria, Shiva se considera como “destructor”, cuando en realidad es “transformador”.); si uno se coloca en la realidad absoluta, única que permanece para él, es al contrario dilatado más allá de todo límite, si se puede emplear una tal manera de hablar (que traduce exactamente el simbolismo del vapor de agua extendiéndose indefinidamente en la atmósfera), puesto que ha realizado efectivamente la plenitud de sus posibilidades. 295 HDV XIX