Schuon — referências aos termos gnose, gnosis, gnosticismo
Compreender o Islã
gnosticismo
Por último, queda otro equívoco por dilucidar de una vez por todas: la palabra gnosis, que aparece en este libro al igual que en nuestras obras anteriores, se refiere al conocimiento supra-racional —por consiguiente, puramente intelectivo— de las realidades meta-cósmicas; ahora bien, este conocimiento no se reduce al gnosticismo histórico, sin lo cual habría que admitir que Ibn Arabî o Sankara fueron gnósticos alejandrinos; en una palabra, no se puede hacer responsable a la gnôsis de toda asociación de ideas y de todo abuso de lenguaje. Es humanamente admisible no creer en la gnosis, pero lo que ya no lo es en absoluto cuando se pretende conocer el tema es el incluir bajo este vocablo a cosas que no tienen ninguna relación —ni desde el punto de vista del género ni desde el del nivel— con la realidad en cuestión, sea cual sea, por lo demás, el valor que se le atribuya. En lugar de gnosis podríamos decir, exactamente de la misma manera, ma’rifa, en árabe, o jnâna, en sánscrito, pero nos parece bastante normal utilizar un término occidental desde el momento en que escribimos en una lengua de Occidente; quedaría aún la palabra teosofía, pero ésta da lugar a asociaciones de ideas todavía más enojosas; en cuanto a la palabra conocimiento, ésta es demasiado general, a menos que un epíteto, o el contexto, precise su sentido. Todo lo que queríamos subrayar es que entendemos la palabra gnosis exclusivamente en su sentido etimológico y universal y que por este hecho no podemos ni reducirla pura y simplemente al sincretismo greco-oriental de la antigüedad tardía, (20) ni, con mayor razón, atribuirla a cualquier fantasía pseudo-religiosa o pseudo-yóguica, o incluso simplemente literaria. (21) Si, desde el punto de vista católico, se califica, por ejemplo, al Islam —en el que no se cree— de religión y no de pseudo-religión, no vemos por qué no se podría hacer igualmente una distinción —al margen de toda cuestión de catolicismo o de no-catolicismo— entre una gnosis poseedora de determinadas características, precisas o aproximadas y una pseudo-gnosis, que careciera de ellas. 818 CI 4
gnóstica
(26) Fundada en el elemento Sat (Ser) de los vedantistas y no directamente en el elemento Chit (Consciencia) aunque el Logos está relacionado intrínsecamente con este segundo elemento, lo que abre la dimensión gnóstica. El Intelecto se ha hecho fenómeno a fin de que el fenómeno se haga Intelecto. 891 CI 4
(6) Trinidad, Encarnación, Revelación. Se trata de la Trinidad sobreontológica y gnóstica, concebida, ya en sentido vertical (jerarquía de las hipóstasis: Sobre—Ser, Ser, Existencia; Paramâtma, Ishvara, buddhi), ya en sentido horizontal (aspectos o modos intrínsecos de la Esencia: Realidad, Sabiduría, Beatitud; Sat, Chit, Ananda). 851 CI 4
(24) La dimensión gnóstica —y entendemos esta palabra siempre en su sentido etimológico e intemporal— aparece de la forma más clara posible en este pasaje del Evangelio según Tomás, recientemente descubierto: Cristo, después de haber hablado a los apóstoles, sale con San Tomás y le dice tres palabras, o tres sentencias. Cuando Tomás regresa solo, los otros discípulos le acucian con preguntas; él les dice que si les confiase una sola de estas sentencias lo lapidarían, y que entonces de las piedras brotaría un fuego que los devoraría. 887 CI 4
gnóstico
18. Si partimos de la idea de que el esoterismo, por definición, considera ante todo el ser de las cosas y no el devenir o nuestra situación volitiva, es Cristo quien será, para el gnóstico cristiano, el ser de las cosas, este «Verbo del que todo ha sido hecho y sin el cual nada ha sido hecho». La Paz de Cristo es, desde este punto de vista, el reposo del intelecto en «lo que es». 155 CI 1
82. Según un hadith, el hombre duerme, y cuando muere se despierta. Pero el gnóstico (ârif) está siempre despierto, como dijo el Profeta: «Mis ojos dormían, pero mi corazón no dormía». 572 CI 2
(20) Si bien no reducimos el sentido de la palabra a este sincretismo, admitimos no obstante, con toda evidencia y por razones históricas, que también se denomine gnósticos a los herejes designados convencionalmente con este término. Su falta primera fue la de haber interpretado mal la gnosis, haciéndolo de modo dogmatista, de ahí sus errores y un sectarismo incompatibles con una perspectiva sapiencial; sin embargo, la relación indirecta con la gnosis verdadera puede, en rigor, justificar aquí el empleo de la palabra gnóstico. 879 CI 4
(52) En expresiones como éstas no tomamos en consideración la limitación del «Ser»; empleamos esta palabra de manera extrínseca, con relación al mundo, y sin prejuzgar nada sobre la ilimitación interna de lo Divino. Es exactamente lo que hace la teología, incluido el sufismo, que no duda en hablar de la «existencia» (wujûd) de Allâh; es la intención —evidente par gnóstico— y no el sentido literal lo que establece el sentido exigido. 1010 CI 5
(75). Del mismo modo: si Cristo es una «objetivación» del Intelecto divino, el corazón–intelecto del gnóstico es una «subjetivación» de Cristo. 1135 CI 6
gnósticos
Por último, queda otro equívoco por dilucidar de una vez por todas: la palabra gnosis, que aparece en este libro al igual que en nuestras obras anteriores, se refiere al conocimiento supra-racional —por consiguiente, puramente intelectivo— de las realidades meta-cósmicas; ahora bien, este conocimiento no se reduce al gnosticismo histórico, sin lo cual habría que admitir que Ibn Arabî o Sankara fueron gnósticos alejandrinos; en una palabra, no se puede hacer responsable a la gnôsis de toda asociación de ideas y de todo abuso de lenguaje. Es humanamente admisible no creer en la gnosis, pero lo que ya no lo es en absoluto cuando se pretende conocer el tema es el incluir bajo este vocablo a cosas que no tienen ninguna relación —ni desde el punto de vista del género ni desde el del nivel— con la realidad en cuestión, sea cual sea, por lo demás, el valor que se le atribuya. En lugar de gnosis podríamos decir, exactamente de la misma manera, ma’rifa, en árabe, o jnâna, en sánscrito, pero nos parece bastante normal utilizar un término occidental desde el momento en que escribimos en una lengua de Occidente; quedaría aún la palabra teosofía, pero ésta da lugar a asociaciones de ideas todavía más enojosas; en cuanto a la palabra conocimiento, ésta es demasiado general, a menos que un epíteto, o el contexto, precise su sentido. Todo lo que queríamos subrayar es que entendemos la palabra gnosis exclusivamente en su sentido etimológico y universal y que por este hecho no podemos ni reducirla pura y simplemente al sincretismo greco-oriental de la antigüedad tardía, (20) ni, con mayor razón, atribuirla a cualquier fantasía pseudo-religiosa o pseudo-yóguica, o incluso simplemente literaria. (21) Si, desde el punto de vista católico, se califica, por ejemplo, al Islam —en el que no se cree— de religión y no de pseudo-religión, no vemos por qué no se podría hacer igualmente una distinción —al margen de toda cuestión de catolicismo o de no-catolicismo— entre una gnosis poseedora de determinadas características, precisas o aproximadas y una pseudo-gnosis, que careciera de ellas. 818 CI 4
(20) Si bien no reducimos el sentido de la palabra a este sincretismo, admitimos no obstante, con toda evidencia y por razones históricas, que también se denomine gnósticos a los herejes designados convencionalmente con este término. Su falta primera fue la de haber interpretado mal la gnosis, haciéndolo de modo dogmatista, de ahí sus errores y un sectarismo incompatibles con una perspectiva sapiencial; sin embargo, la relación indirecta con la gnosis verdadera puede, en rigor, justificar aquí el empleo de la palabra gnóstico. 879 CI 4
(82). Al-Hallaj dice en su Diwán: «He meditado sobre las diversas religiones, esforzándome en comprenderlas, y he encontrado que proceden de un principio único con ramificaciones numerosas. No pidas, pues, a un hombre que adopte una determinada religión, pues esto le apartaría del principio fundamental; es este principio mismo el que debe venir a buscarlo; en él (este principio) se dilucidan todas las alturas y todas las significaciones; entonces él (el hombre) las comprenderá». Massignon, traduciendo este pasaje, habla de «denominaciones confesionales» (por adyân), lo que es muy justo en este contexto. Este universalismo —prefigurado en el judaísmo por Enoc, Melquisedec y Elías, y en el Cristianismo por los dos san Juan y también, en un nivel menor, por el exorcista «crístico» que no seguía a Cristo («Quien no está contra nosotros está por nosotros») y por el centurión de Cafarnaum— este universalismo se encuentra personificado en el Islam por Al-Khadir o Al-Khidr (Corán, XVII, 60-82) —el «inmortal» que se identifica a veces con Elías— y por Uways Al-Qaranî, hanîf del Yemen y patrón de los gnósticos (´ârifûn). 1149 CI 6
gnôsis
Por último, queda otro equívoco por dilucidar de una vez por todas: la palabra gnosis, que aparece en este libro al igual que en nuestras obras anteriores, se refiere al conocimiento supra-racional —por consiguiente, puramente intelectivo— de las realidades meta-cósmicas; ahora bien, este conocimiento no se reduce al gnosticismo histórico, sin lo cual habría que admitir que Ibn Arabî o Sankara fueron gnósticos alejandrinos; en una palabra, no se puede hacer responsable a la gnôsis de toda asociación de ideas y de todo abuso de lenguaje. Es humanamente admisible no creer en la gnosis, pero lo que ya no lo es en absoluto cuando se pretende conocer el tema es el incluir bajo este vocablo a cosas que no tienen ninguna relación —ni desde el punto de vista del género ni desde el del nivel— con la realidad en cuestión, sea cual sea, por lo demás, el valor que se le atribuya. En lugar de gnosis podríamos decir, exactamente de la misma manera, ma’rifa, en árabe, o jnâna, en sánscrito, pero nos parece bastante normal utilizar un término occidental desde el momento en que escribimos en una lengua de Occidente; quedaría aún la palabra teosofía, pero ésta da lugar a asociaciones de ideas todavía más enojosas; en cuanto a la palabra conocimiento, ésta es demasiado general, a menos que un epíteto, o el contexto, precise su sentido. Todo lo que queríamos subrayar es que entendemos la palabra gnosis exclusivamente en su sentido etimológico y universal y que por este hecho no podemos ni reducirla pura y simplemente al sincretismo greco-oriental de la antigüedad tardía, (20) ni, con mayor razón, atribuirla a cualquier fantasía pseudo-religiosa o pseudo-yóguica, o incluso simplemente literaria. (21) Si, desde el punto de vista católico, se califica, por ejemplo, al Islam —en el que no se cree— de religión y no de pseudo-religión, no vemos por qué no se podría hacer igualmente una distinción —al margen de toda cuestión de catolicismo o de no-catolicismo— entre una gnosis poseedora de determinadas características, precisas o aproximadas y una pseudo-gnosis, que careciera de ellas. 818 CI 4