adhikarin

TERMOS HINDUS — ADHIKARIN — DISCÍPULO

VIDE: MESTREDISCÍPULO

ADHIKARA = QUALIFICAÇÃO

Sânscrito, substantivo masculino. Do verbo adhi-KR-, na voz média: receber uma carga, ter direito a. “Qualificação, ofício, privilégio.”

Excertos de “Les Notions philosophiques”. PUF, 1990

A noção de adhikara é tratada nos Purva-mimamsa-sutra, VI, 1 sq., de Jaimini, assim como nos Comentários a este texto, notadamente aquele de lei das castas e dos estados de vida (varna-ashrama-dharma), a palavra adhikara designa uma qualificação adquirida por ritos para realizar ritos e deles recolher os frutos. Estes ritos preliminares, conferindo qualificação, são espécies de “Sacramentos” purificadores e aperfeiçoadores, conhecidos sob o nome de samskara. Funcionam como ritos de passagem quando de uma mudança de estado. Dois dentre eles desempenham um papel capital: a iniciação (upanayana) e o casamento (vivaha).


NÃO-DUALIDADE
Nisargadatta Maharaj: (YO SOY ESO: En Paz y en Silencio usted Crece)
Interlocutor: ¿Tiene uno que tener miedo de su propio sí mismo? … Maharaj: No miedo, pues el sí mismo significa el bien. Pero debe tomarse seriamente. Pide atención y obediencia; cuando no es escuchado, pasa de la persuasión a la compulsión, pues aunque puede esperar, no podrá ser negado. La dificultad no se encuentra en el Gurú, interior o exterior. El Gurú está siempre a disposición. Lo que falta es el discípulo maduro. Cuando una persona no está dispuesta, ¿qué se puede hacer?
Interlocutor: ¿Dispuesta o que quiera? … Maharaj: Ambas cosas. Ello viene a ser lo mismo. En la India lo llamamos adhikari. Significa a la vez capaz y cualificado.
Interlocutor: ¿Puede el Gurú exterior dar la iniciación (diksha)? … Maharaj: Puede dar todo tipo de iniciaciones, pero la iniciación a la Realidad debe venir de adentro.
Interlocutor: ¿Quién da la iniciación última? … Maharaj: Se da a sí misma.

Heinrich Zimmer: Excertos de Filosofías da Índia
Los sabios de la Índia están con el segundo punto de vista. Nunca han pretendido que sus enseñanzas fueran populares. En realidad, solo en los últimos años sus palabras se han hecho accesibles a la mayoría a través de textos y traducciones impresos en lenguas populares. Los sabios de la India hacen hincapié en saber ante todo si un candidato que quiere ingresar en el santuario de su filosofía posee las necesarias cualidades espirituales. ¿Ha cumplido con las disciplinas preliminares? ¿Tiene madurez suficiente para beneficiarse entrando en contacto con el gurú? ¿Merece estar sentado a los pies del maestro? Los sabios de la India han enfrentado los misterios del universo y han expresado sus respuestas siguiendo líneas completamente diferentes de las que recorren los más célebres representantes de la ciencia y de la educación contemporáneas. No niegan ni piden disculpas por el hecho de que sus enseñanzas sean difíciles de entender y, por tanto — necesariamente—, esotéricas.

Veremos en seguida cuáles son los requisitos que debe satisfacer el discípulo indio (adhikarin) para especializarse en alguna de las ramas del saber; pero primero introduzcámonos en el tema a través de dos entretenidas anécdotas sobre los exámenes y pruebas a que deben someterse los aprendices indios. Ellas nos mostrarán que, aun cuando el candidato haya dado prueba de su capacidad y haya sido aceptado como adepto con buenos títulos para ser instruido, no debe creerse ya maduro para entender siquiera los primeros principios de la sabiduría acerca de la realidad. La superioridad de su carácter y de sus cualidades (aun cuando exceda el nivel de la mayoría y hasta de la minoría normal privilegiada) no lo aseguran contra las acechanzas y peligros del engañoso camino que lleva a la verdad más recóndita.

La primera narración, acerca de un rey que había sido aceptado como discípulo por el famoso filósofo vedantino Sankara (ca. 788-820 u 850 d. C.), nos dará una idea de la elevación de las concepciones fundamentales de la filosofía clásica de la Índia y dará ejemplo de su incompatibilidad con el sentido común. Son revelaciones procedentes de “la otra orilla”, de la “Transjordania” o, como dice la tradición del budismo mahayana: son pistas para llegar a la “Sabiduría trascendental de la lejana Ribera (prajna-paramita), reflexiones procedentes de estas copiosas y turbulentas aguas del río de la vida, que hay que cruzar en el bote (yana) de la práctica iluminadora conferida por las virtudes búdicas. La meta suprema de la investigación, enseñanza y meditación humanas, no debe ser la detallada descripción de nuestra propia orilla sino el viaje a la otra ribera, transformándonos. Sobre este ideal todas las filosofías de la India están de acuerdo.

La doctrina del Vedanta, tal como la sistematizó y expresó Sankara, hace hincapié en un concepto bastante enigmático: el de maya. Maya denota el carácter insustancial y fenoménico del mundo que observamos y manejamos, así como de la mente misma y aun de los estratos y facultades conscientes y subconscientes de la personalidad. Este concepto ocupa un puesto clave en el pensamiento y en la enseñanza del Vedanta, y el discípulo, si no lo entiende correctamente, puede llegar a la conclusión de que el mundo externo y su yo carecen de toda realidad y son meras inexistencias, “como los cuernos de la liebre”. Este error es frecuente en las primeras etapas de la instrucción, y para corregirlo con ejemplos palpables se cuentan innumerables anécdotas cómicas acerca de los adhikarin indios y de sus gurú.

Índia e China