ME he esforzado en dejar claro que la supuesta «filosofía» de Shankara no es una «indagación» sino una «explicitación»; que la Verdad última no es, para el vedantista, o para todo tradicionalista, un algo que queda por descubrir sino un algo que queda por comprender por Cada Hombre, que debe hacer el trabajo por sí mismo. Por consiguiente, he intentado explicar justamente qué era lo que Shankara comprendía en textos tales como Atharva Veda X.8.44: «Sin deseo, contemplativo, inmortal, auto-originado, rebosado con una quintaesencia, carente de nada: el que conoce ese Espíritu constante, sin edad y siempre jovial, se conoce en verdad a Sí mismo, y no teme morir». 57 AKCMeta El VEDÂNTA Y La Tradición Occidental
Punar ehi vâcas pate devena manasâ saha – Vasoh pate ni ramaya mayy evâstu mayi srutam ATHARVA VEDA SAMHITÂ I.1.2 133 AKCMeta Recordación, India Y Platónica
Así este Uno, de quien se habla por muchos nombres, nace y renace por todas partes. «Invisible, Prajâpati se mueve en la matriz (carati garbhe antah) y nace diversamente» (bahudhâ vi jâyate, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.13, cf. Mundaka Upanishad II.2.6); «La Persona espira y suspira en la matriz, y entonces nace de nuevo cuando tú, oh Soplo, das la vida» (ATHARVA VEDA SAMHITÂ. XI.4.14, cf. Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.8.10-XI.1); «sólo Tú, oh Sol, naces por todo el mundo» (eko visvam pari bhuma jâyase, ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIII.2.3); «Un único Dios que habita en la mente, de antiguo nació y está ahora en la matriz» (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.28 = Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.10.12). Podrían citarse textos similares con una mayor extensión, pero bastará por ahora observar el énfasis que se pone en el hecho de que es siempre Uno el que nace diversa y recurrentemente: es decir, Él, que es «indiviso, aunque es como si estuviera dividido por su presencia en los seres divididos» (Bhagavad Gîtâ XIII.16 y XVIII.20), pues Él es «Uno como él es en sí mismo, y muchos como él es en sus hijos» (Shatapatha Brâhmana X.5.2.16), que no son Seres independientemente, sino Seres por participación. 183 AKCMeta Sobre El Único Y Solo Transmigrante
Podemos ilustrar todavía de otro modo la tesis haciendo referencia a esos textos en los cuales se habla de la deidad inmanente como de un «ciudadano» del cuerpo político en el que, por así decir, está confinado, y del que también se libera cuando se recuerda a sí mismo y nosotros nos olvidamos de nosotros mismos. Es bien sabido que al cuerpo humano se le llama una «ciudad de Dios» (puram? brahmanah, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.28; brahmapura, passim); y el que como un pájaro (pakshî bhutvâ ) deviene un ciudadano en todas estas ciudades (sarvâsu purshu purisayah) es hermenéuticamente purusha (Brhadâranyaka Upanishad II.5.18). El Hombre o la Persona Solar que así nos habita y es el Amigo de Todos es también el amado Vâmadeva, el Soplo (prâna), «que se establece en medio de todo lo que es (sa yad idam sarvam madhyato dadhe)? y que protege del mal a todo lo que es» (Aitareya Âranyaka II.2.1); y estando en la matriz (garbhe? san) es el conocedor de todos los nacimientos de los dioses (Soplos, Inteligencias, las facultades o poderes del alma) que le sirven (Rig Veda Samhitâ IV.27.1; Katha Upanishad V.3, etc.). Dice de sí mismo que «aunque un centenar de ciudades ME retengan, yo salgo velozmente con la velocidad del halcón» (Rig Veda Samhitâ IV.27.1), y que «Yo era Manu y el Sol» (Rig Veda Samhitâ IV.26.1; Brhadâranyaka Upanishad I.4.10, etc.). 190 AKCMeta Sobre El Único Y Solo Transmigrante
Con giri (r. gir, «tragar») comparar grha (r. grah, «retener»); ambos implican recintos, cercados, un estar dentro de algo. Al mismo tiempo, giri es «montaña»; y garta (de la misma raíz), es a la vez «sede» y «tumba» (uno puede estar «tragado» bien en una u otra). Esta semántica tiene sus paralelos en el alemán Berg, «montaña», y en sus conexos ingleses barrow, (1º) «Colina» y (2º) «montículo funerario», burgh, «ciudad», borough, «cuartel» y finalmente bury, «enterramiento»; cf. sánscrito stupa, (1º) «elevación», «altura», y (2º) «montículo funerario». Nosotros somos entonces, la «montaña» en la cual Dios está «enterrado», de la misma manera que una iglesia o una stupa, y el mundo mismo, son Su tumba y la «caverna» dentro de la cual Él desciende para nuestro despertar (Maitri Upanishad II.6, pratibodhanâya; cf. ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.4.15, jinvasyatha). A lo que todo esto conduce, teniendo presente que tanto los Maruts como los brotes del Soma se igualan con los «soplos» (Shatapatha Brâhmana IX.3.1.7, Aitareya Brâhmana III.16, y Taittirîya Samhitâ VI.4.4.4), es a la probabilidad de que giri, en el Rig Veda, aunque traducible por «montaña», es en realidad más bien «caverna» (guhâ ) que «montaña», y girishtha más bien «dentro de la montaña» que sobre ella, y equivalente a âtmastha (Katha Upanishad V.12, Maitri Upanishad III.2), notablemente en Rig Veda Samhitâ VIII.94.12, donde el Marut huésped es girishtha, y IX.85.12 y V.43.4 donde Soma y el jugo de Soma (RASA) son girishtha. Lo mismo está implícito en Rig Veda Samhitâ V.85.2, donde se dice que Varuna ha puesto «el Consejo en los corazones, a Agni en las aguas, al Sol en el cielo y a Soma en la roca» (adrau, Sâyana parvate). «La oblación de Soma? es incorporal» (Aitareya Brâhmana II.14). No hay que sorprenderse de que «de el que los brâhmanes comprenden por “Soma” nadie saborea nunca, nadie saborea que more sobre la tierra» (Rig Veda Samhitâ X.85.3, 4). 268 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
Esto tiene lugar en todo caso cuando «el polvo retorna al polvo como él era: y el espíritu a Dios que lo dio» (Eclesiastés 12.7). La pregunta candente para nosotros es, «¿En quién, cuando yo parta, estaré yo partiendo? ¿Sobre el terreno de quién estaré yo establecido?» (Prasna Upanishad VI.3). ¿Seré yo juntado o ME juntaré yo a mí mismo? ¿Seré yo pasivamente reposeído o activamente auto-poseído? «Quienquiera que parte de este mundo, sin haber visto su verdadero mundo propio (svam lokam adrshtvâ ), ignorante de su verdadero mundo propio, no aprovecha más que lo que uno podría aprovechar los Vedas no recitados o una obra no hecha» (Brhadâranyaka Upanishad I.4.15); mientras que, «El que conoce a ese Sí mismo contemplativo, sin edad, pleno de juventud, no tiene nada que temer de la muerte» (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.44). 272 AKCMeta Âtmayajña: El Sacrificio de sí Mismo
Taittirîya Samhitâ II.4.12, yad asishyata = Rig Veda Samhitâ I.28.9, ucchishtam, no los «posos» del Soma, sino lo que «queda» cuando se ha extraído el Soma de los tegumentos o vainas ahora secas. En este inagotable ucchishtam (como en Vrtra) están contenidas todas las cosas (ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.7), «todo está sintetizado dentro de él (ucchishte? visvam antah samâhitam, ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.7.1)», «plenum es Ese (Brahma), plenum Este (Todo), cuando plenum se vacía (udacyate) de plenum (por ejemplo, Este Todo de Vrtra) plenum queda» (avasishyate, Brhadâranyaka Upanishad V.5), «? sí, conozcamos hoy Eso de donde se derramó Esto» (uto tad adya vidhyâma yatas tat parisicyate, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.29). En otras palabras, Brahma es infinito (anantaram), el Brahma-yoni inagotable. 315 AKCMeta Apéndice 2: Shesa, Ananta, Anantaram
Yad asishyata = Shesha, es decir, Ananta, la Serpiente del Mundo, el Tragador en quien están latentes todas las posibilidades y de quien se extraen todas las posibilidades de manifestación; y este círculo sin fin (ananta) es precisamente el de Midgardsworm (Gylfiginning, 46-48) (ver Edda Snorra Sturlusonar med Skáldatali, ed. Gudni Jónsson (Reykjavik, 1935) ?ED.), el de «der Schlange, die sich in den eigenen Schwanz beisst, (und die) stellt den Äon dar» (Alfred Jeremías, Der Antichrist in Geschichte und Gegenwart, Leipzig, 1930, p. 5), el de Agni «sin pies y sin cabeza, ocultando sus dos extremidades (apâd asîrsha guhamâno antâ ) cuando nace por primera vez en el terreno de la región (budhne rajasah, es decir, como Ahi Budhnya), de su matriz (asya yonau, Rig Veda Samhitâ IV.1.11; cf. X.79.2, guhâ siro nihitam rdhag akshî )», el de Prajâpati «sin visión, sin cabeza, yacente (apasyam amukham sayânam, Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.38)» el de Vrtra-Kumâra «sin manos y sin pies (ahastam? apâdam, Rig Veda Samhitâ X.30.8)». De la misma manera Brahma «era el uno y el único Sin Fin (eko’nantah, Maitri Upanishad VI.17)», «Brahma no tiene extremidades (anto nâstí yad Brahma, Taittirîya Samhitâ VII.3.1.4)», «sin pies, él vino al ser el primerísimo (apâd agre samabhavat, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.21)», «como un Asura (so’gre asurâbhavat )»: él (Akshara) es un «(gusano) ciego y una (culebra) sorda sin ninguna fisura (acakshushkam asrotram? anantaram, Brhadâranyaka Upanishad III.8.8)»; «a la vez ciego y sordo, sin manos ni pies (acakshuhsrotram tad apâny apâdam? bhutayonim, Mundaka Upanishad I.2.6)»; el Canto «sin fin (anantam)» es como un collar «cuyas puntas se tocan (samantam)», como una serpiente constriñendo sus anillos (bhogân samâhrtya, que quiere decir también «juntando sus delectaciones»), y como el Año, que es «sin fin» debido a que sus puntas, Invierno y Primavera, están unidas (samdhatah, Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.35.7 sig.). El Buddha es «sin pies (apadam, Dhammapada 179)», lo mismo que Mâra (Anguttara Nikâya IV.434, Majjhima Nikâya I.180). 316 AKCMeta Apéndice 2: Shesa, Ananta, Anantaram
En ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.139.6, encontramos un encantamiento de amor, «como la mangosta habiendo despedazado a una serpiente, la junta de nuevo, así tú, hierba de virilidad, junta de nuevo lo que por amor fue despedazado (yathâ nakulo vichidya samdadhâti ahim punah, eva?). La mangosta es, ciertamente, un matador de serpientes, un ahihan, pero no ha sido registrado por los naturalistas que pueda juntarlas de nuevo. Quizás deberíamos haber dicho «como la Mangosta, habiendo despedazado a Ahi (-Vrtra), le junta de nuevo». A fin de resolver este enigma, haremos una disgresión antes de volver a él. 322 AKCMeta Apéndice 3: Nakula: Ophiomaches
¿Podemos suponer pues que la mangosta india (nakula) había sido también un símbolo y tipo del Indra solar como Ahihan (matador de Ahi o la Serpiente)? No tenemos ninguna evidencia directa de esto, más allá de las implicaciones de ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.139.5 ya citado. Pero hay suficiente evidencia indirecta en el hecho de que la mangosta hembra (nakulî ), igualada con la lengua, era ciertamente un tipo del principio femenino en el cosmos, a saber, Vâc (Sarasvatî, la Tierra, etc.). En Rig Veda Samhitâ I.126.6, Svanaya (a quien Indra ha ayudado, probablemente el Sol) dice que «La que esta ceñida y rapada, al igual que la mangosta hembra (kasikâ, Sâyana nakulî ) se oculta (jangahe), esa húmeda ME da los cien gozos del bramido; ella, que en su réplica se llama a sí misma Romasâ (cabelluda) y que dice que está esquilada como una cordera de Gandharan, es, según Sâyana, la «hija de Brhaspati». De hecho, ella debe ser la «lengua» (juhu, es decir, Vâc), la esposa de Brhaspati en Rig Veda Samhitâ X.109.5 y la mangosta hembra de Aitareya Âranyaka III.2.5, «la señora de todo habla, cerrada por los dos labios, encerrada por los dientes» (oshtâ apinaddhâ nakulî dantaih parivrtâ sarvasyai vâca îsânâ ), pues apinaddhâ y parivrtâ corresponden a âgadhitâ y parigadhitâ en Aitareya Âranyaka I.126.6 y explican jangahe (intensiva media de la r. gah «ocultarse»). El punto de todo esto es que siendo nakulî Vâc, etc., su homólogo masculino debe haber sido considerado como nakula, la mangosta macho, y así puede haberse registrado en algún texto perdido (como en el caso de otros pares con nombres correspondientes, tales como Surya y Suryâ, Vasa y Vasî, Rukma y Rukmâ, Mahisha y Mahishî, etc.). La «mangosta» (macho) habría sido así un tipo (rupa) de Indrâbrhaspatî, o bien de Brhaspati, o de Indra como «matador de la serpiente». Brhaspati e Indra son preeminentemente sacrificadores. ¿Y qué es lo esencial en el Sacrificio? En primer lugar dividir, y en segundo lugar reunir. Siendo Él Uno, deviene o es convertido en Muchos, y siendo Muchos deviene nuevamente o es juntado nuevamente como Uno. La fracción del pan es una división del cuerpo de Cristo hecha a fin de que nosotros podamos ser «edificados todos juntos en él». Dios es Uno como Él es en Sí mismo, pero Muchos como Él es en Sus hijos (Shatapatha Brâhmana X.5.2.16). «Las junturas de Prajâpati están disjuntadas» por la emanación de sus hijos, y «él, cuyas junturas fueron disjuntadas, no podía juntarlas de nuevo» (sa visrastaih parvabhih na sasâka samhâtum, Shatapatha Brâhmana I.6.3.36 = prajâh? tâbhyah punah sambhavitum nâsaknotí, Taittirîya Samhitâ V.5.2.1); el propósito final del Sacrificio es juntarle de nuevo y es esto lo que se hace en el Sacrificio por sí mismo (sa chandobhir âtmânam samadadhât , Aitareya Âranyaka III.2.6, etc.) o por los dioses o por todo sacrificador, que se reintegran a sí mismos con Él a uno y el mismo tiempo (Shatapatha Brâhmana, passim). Prajâpati es, por supuesto, el Año (samvatsara, passim); como tal, su partición es la distinción de los tiempos desde el principio del Tiempo; sus «juntas» (parvâni ) son las junturas del día y la noche, de las dos mitades del mes, y de las estaciones (por ejemplo, Invierno y Primavera, ver Apéndice 2 para las «puntas unidas del Año sin fin»), Shatapatha Brâhmana I.6.3.35, 36. De la misma manera Ahi-Vrtra, a quien Indra corta por las «juntas» (parvâni, Rig Veda Samhitâ IV.19.3, VIII.6.13, VIII.7.23, etc.) era originalmente «sin juntas» o «inarticulado» (aparvah, Rig Veda Samhitâ IV.19.3), es decir, «sin fin» (anantah). De la misma manera, Indra divide a Magha-Vala (Rig Veda Samhitâ III.34.10, Taittirîya Brâhmana II.6.13.1), es decir, a Makha (el Sacrificio, Pañcavimsa Brâhmana VII.5.6, y saumya, cf. Rig Veda Samhitâ IX.20.7 makho na? soma) «a quien mientras él era Uno los Muchos no podían vencer» (Taittirîya Aranyaka V.1.3). 325 AKCMeta Apéndice 3: Nakula: Ophiomaches
Los indios pueden haber considerado que la mangosta no solo despedaza a la serpiente sino que también la junta de nuevo, algo así como la comadreja del folklore la cual se supone que revive a su pareja muerta por medio de una hierba dadora de vida. Puede ser, y probablemente es, con una «hierba de virilidad» como la mangosta de ATHARVA VEDA SAMHITÂ 139.6 junta de nuevo a la «serpiente» y así la «cura» (bheshajati ) como ellos «curan» al Año dividido en Shatapatha Brâhmana I.6.3.35, 36; y nosotros podemos decir incluso que el Ahi identificado con el «alma» (la Aditi-Vâc «doblemente lenguada» de Shatapatha Brâhmana III.2.4.16) es la «pareja» del Nakula identificado con el Eros divino que, ciertamente, «junta de nuevo lo que por amor está dividido». Pero teniendo presente que sobrenatural no significa innatural y que sobreesencial no significa no esencial, decimos que no es como historia natural, sino como mito, como han de comprenderse los actos de la mangosta. El nakula-ofiomacos es un tipo o ejemplo del sacrificador divino o humano; la serpiente «un símbolo de la cura mágica». 327 AKCMeta Apéndice 3: Nakula: Ophiomaches
Él mismo, el Espíritu (âtman), Brahma, Prajâpati, el Inmortal, que en nosotros asume las apariencias (rupâni ) del habla, la visión, la mente, etc. (puesto que estos, como lo hemos visto, son los nombres de Sus actos, no de los «nuestros»), es «de la substancia del fuego» (tejo-mayam, Brhadâranyaka Upanishad II.5.1-15); él «se divide a sí mismo» (âtmânam vibhajya) para vivificar a sus hijos (Maitri Upanishad II.6), permaneciendo él mismo «indiviso en las divisiones» (Bhagavad Gîtâ XVIII.20). El acto de «creación», o más bien de «expresión» (srshtih), se concibe típicamente como una «determinación» o «medición» (nirmânam), en la que el Medidor, que es él mismo la medida de todas las cosas, permanece «inmedido entre lo medido» (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.7.39). De esto se sigue que Sus divisiones, las antedichas facultades (o «inteligencias», jñânâni, Katha Upanishad VI.10, Maitri Upanishad VI.30; prajñâ-mâtrâh, Kaushitakî Upanishad III.8; buddhîndriyâni, Maitri Upanishad II.6) deben ser «Medidas (mâtrâh) del Fuego». De hecho, estas hipóstasis activas del Espíritu aparecen mencionadas efectivamente como «Fuegos» (agnayah, Shatapatha Brâhmana X.3.3.1 sigs.), como los «Fuegos de los Soplos» (prânâgnayah, Prasna Upanishad IV.3) y como «Medidas del Fuego» (tejo-mâtrâh, Brhadâranyaka Upanishad IV.4.1, Prasna Upanishad IV. 8). 376 AKCMeta MEDIDAS DE FUEGO
Es bien sabido que estas concepciones de la identidad del Primer Principio con todos sus poderes son corrientes en los Brâhmanas y el Atharva Veda. Puede citarse, por ejemplo, Shatapatha Brâhmana X.5.2.16, «En cuanto a esto dicen, “¿Es entonces Muerte uno o muchos?”. Uno debe responder, “Uno y muchos”. Pues, en tanto que Él es Eso (la Persona en el Sol), Él es uno; y en tanto que Él está múltiplemente distribuido (bahudhâ vyâvishtih) en Sus hijos, Él es muchos», lo cual ha de ser leído junto con el verso 20: «Como uno se acerca a Él, así Él deviene (yathopâsate tad êva bhavati )»; y ATHARVA VEDA SAMHITÂ VIII.9.26, «Un único Toro, un único Profeta, un único Hogar, una única Ordenanza, un único Yaksha en Su terreno, una única Estación que nunca se vacía»; y ATHARVA VEDA SAMHITÂ I.12.1, donde Agni es descrito como «Una energía cuya procesión es triple (ekam ojas tredhâ vicakrame)». 391 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
Igualmente explícitas, además, son las afirmaciones que se vierten en los otros libros. En particular, se dice a menudo que Él tiene dos formas diferentes, según Su ser de Día o de Noche, y que esto es «como Él quiere» (yathâ vasam, Rig Veda Samhitâ III.48.4, VII.101.3; cf. X.168.4 y ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.72.1). Cuando esto se expresa como «Ora Él deviene estéril (starîr u tvad bhavati ) ora engendra (sute u)», Rig Veda Samhitâ VII.103.3, esta última expresión, lo mismo que Su designación como suh en Rig Veda Samhitâ I.146.5, es tanto como decir savitâ bhavati, «Él deviene Savitr». Cf. Rig Veda Samhitâ III.55.19 y X.10.5, donde Tvashtr y Savitr se identifican por aposición. En Rig Veda Samhitâ III.20.3 y VIII.93.17, Agni e Indra son llamados polinominalmente (bhurîni-nâma, puru-nâma) y en II.1, Agni es invocado con los nombres de casi todos los poderes, y hay incontables pasajes en los que Indra es una designación del Sol. En Rig Veda Samhitâ VIII.11.8, Agni «ha de ser visto en muchos lugares, o aspectos diferentes» (cf. I.79.5 y VI.10.2, Agni purvanîkah). Aunque Su semejanza es la misma en muchos lugares (purutrâ hi sadrnn asi, VIII.11.8, I.94.7), sin embargo, Su devenir es múltiple (purutrâ? abhavat I.146.5), y a Él se le dan muchos nombres, pues «Como Él se muestra, así es Él llamado» (yâdrg êva dadrsê tâdrg ucyatê, Rig Veda Samhitâ V.44.6), de lo que Shatapatha Brâhmana X.5.2.20, citado arriba, es poco más que una paráfrasis. Rig Veda Samhitâ I.146.5, citado arriba, se basa en innumerables textos esparcidos por todo el Rig Veda, por ejemplo, III.5.4 y 9, donde Agni es identificado con Mitra, Varuna y Mâtarisvân; en IV.42.3, Varuna se auto-identifica con Indra y Tvashtr; similarmente en V.3.1-2, Agni es identificado con Mitra, Varuna e Indra. Esto no es una cuestión de mera sugestión; los puntos de vista particulares desde los cuales son apropiados los diferentes nombres están cuidadosamente expresados. 394 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
A los pasajes precedentes, en los que se consideran los efectos diversificados de lo que realmente es una operación única, puede agregarse Rig Veda Samhitâ VI.47.18, «Él es la contraforma de cada forma, es esa forma de Él lo que debemos contemplar; Indra, por virtud de Sus poderes mágicos, procede como multiforme» (rupam rupam pratirupam babhuva tad asya rupam cakshanâya, indro mâyâbhih pururupa Îyatê ), un pasaje en estrecha correspondencia con «la forma única que es la forma de muchas cosas diferentes» del Maestro Eckhart, palabras que resumen la doctrina del ejemplarismo escolástico. Y mientras que en X.5.1 solo Agni es rtupati, en Rig Veda Samhitâ VI.9.5, «Los Múltiples Dioses, con una mente común y una voluntad común, se mueven sin fallo en la estación única» (ekam rtum, cf. êka rtu en ATHARVA VEDA SAMHITÂ VIII.9.26, citado arriba), lo cual corresponde estrechamente a Summa Theologica III.32, 1 ad 3, donde lo que se hace por una de las Personas de la Trinidad se dice que se hace por todas, «debido a que hay una única naturaleza y una única voluntad». 397 AKCMeta EL «MONOTEÍSMO» VÉDICO
En un diagrama tal, es evidente que por cada punto en la circunferencia exterior hay un punto correspondiente y análogo en la circunferencia interior, con sólo esta diferencia, que en la circunferencia del círculo interior los «puntos» están más estrechamente apretados. Si la circunferencia del círculo interior se redujera, la misma condición seguiría siendo válida. En una reducción tal, no puede haber ningún momento en el que los «puntos» de los que se compone la circunferencia (o la superficie esférica representada por ella) puedan considerarse aniquilados; nosotros sólo podemos continuar considerándolos como cada vez más densamente apretados, y coincidiendo finalmente en una unidad sin composición. En otras palabras, todos los radios, todos los principios individuales, en su extensión total, están representados en su centro común in principio, en un principio innumerable (tattva), que es al mismo tiempo una substancia enteramente simple (dharma) y poseída de una naturaleza múltiple (svabhâva); un punto único y sin embargo, para cada radio, su punto de partida propio y privado. En este sentido, «Las nociones de todas las cosas creadas (kâvyâ = kavikarmâni ) están inherentes en Él, que es como si fuera el cubo dentro de la rueda (cakre nâbhír iva sritâ )» Rig Veda Samhitâ VIII.41.6 ; «En Él están todos los seres y también el ojo que presencia; en Él coinciden (samâhitam, “están en samâdhi “) el intelecto (manas), la espiración (prânah) y el noumeno (nâma); en Él, cuando sale, todos sus hijos saborean (nandanti ) (el cumplimiento de sus fines o propósitos, por los que está determinada su voluntad de vivir); expresado por Él, y nacido de Él, es en Él donde todo este universo está establecido», ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIX.53.6-9; y, de la misma manera, en tanto que la Persona, o el Hombre, Él es llamado el «lugar de todos los fenómenos» (rupâny eva yasyâyatanam? purusham, Brhadâranyaka Upanishad III.9.16). 420 AKCMeta EL EJEMPLARISMO VÉDICO
Tomado en sí mismo y por sí mismo, este Primer Espirante, sin composición (advaita) y en reposo (sayâna), es el «principio vivo conjunto» de Santo Tomás (Summa Theologica I.27.2C), la unidad de los «padres cohabitantes» (sakshitâ ubhâ? mâtarâ, Rig Veda Samhitâ I.140.3, parikshitâ pitarâ, III.7.1, etc.), a quienes se nombra innumerablemente, pero típicamente «Intelecto» (manas) y «Palabra» (vâc), cuya conjunción efectúa lo que el Maestro Eckhart llama «el acto de fecundación latente en la eternidad». Pero esta unidad ininteligible del Padre (-Madre) pertenece enteramente a la obscuridad del «nido común» o «matrix» en donde todas las cosas son de una y la misma mismidad (yatra visvam bhuvaty ekanîdam, Nârâyana Upanishad 3, cf. Rig Veda Samhitâ IV.10.1 khila, y Vâjasaneyi Samhitâ XXXII.8; sarve asmin devâ ekavrto bhavanti, ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIII.4.20). 422 AKCMeta EL EJEMPLARISMO VÉDICO
Hasta donde yo sé, la literatura india no proporciona una exégesis específicamente geométrica, exactamente correspondiente a la que se da en el párrafo precedente. Lo que sí encontramos en las tradiciones metafísicas y religiosas es un uso correspondiente del símbolo de la Rueda (originalmente el carro solar, o una rueda de él), y es en conexión con ella donde nos encontramos primero con algunos de los más significativos de esos términos que, con posterioridad, son empleados por los matemáticos. En Rig Veda Samhitâ I.155.6 y I.164.2, 11, 13, 14, 48; ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.4-7; KB XX.1; Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.35; Brhadâranyaka Upanishad I.5.15; Shvetâsvatara Upanishad I.4; Prasna Upanishad VI.5-6, y textos similares, el Año, en tanto que una secuencia sempiterna, se considera como una rueda de vida inagotable, una rueda rotante de los Ángeles, en la que todas las cosas tienen su ser y se manifiestan en sucesión; «ninguno de sus radios es el último en el orden» (Rig Veda Samhitâ V.85.5). Las partes de la rueda se llaman como sigue: âni, el punto axial dentro del cubo (nótese que el eje causa el giro, pero él mismo no gira); kha, nâbhí, el cubo (usualmente el espacio dentro del cubo, ocasionalmente el cubo mismo); ARA, radio, que conecta el cubo y la llanta; nemí, pavi, la llanta. Debe observarse que nâbhí, de la r. nabh, expandir, es también «ombligo»; similarmente, en la formulación antropomórfica, el «ombligo» corresponde al «espacio» (Maitri Upanishad VI.6); en el Rig Veda, el cosmos se considera constantemente como «expandido» (de la r. pin) desde este centro ctónico. 498 AKCMeta Kha y Otras Palabras Que Denotan «Zero», en Conexión con la Metafísica India del Espacio
En la tradición Védica, la Identidad Suprema (tad ekam) es «al mismo tiempo espirante y despirada» (ânît avâtam, Rig Veda Samhitâ X.129.2), «Ser y No Ser (sad-asat ) en el supremo Empíreo, en la matriz de lo Infinito» (Rig Veda Samhitâ X.5.7). De la misma manera, en Mundaka Upanishad II.2.1-2, el Brahmán supralógico es «Ser y No Ser? Intelecto y Voz» (sad-asat? vâg-manas). La coincidencia del Brahmán próximo y último (apara y para) en las Upanishads es la de Mitrâvarunau en los Vedas. La Identidad Suprema es igualmente bipolar ya sea que uno «La» conciba como masculina o como femenina: uno pregunta así con respecto a la Magna Mater, Natura Naturans Creatrix, lo Infinito (virâj, aditi ), «¿Quién conoce Su dualidad progenitiva (de Ella)?» (mithunatvam, ATHARVA VEDA SAMHITÂ VIII.9.10); e inversamente, «Él (el Brahmán) es una matriz» (yonis ca gîyate, Vâjasaneyi Samhitâ I.4.7.27). Pero si los principios conjuntos se consideran en su reciprocidad, es el Dios manifestado el que es el poder masculino y la Divinidad inmanifestada la que es el poder femenino, en tanto que el inagotable depósito de toda la posibilidad, incluyendo la de la manifestación: es, entonces, Mitra el que insemina a Varuna (Pañcavimsa Brâhmana XXV.10.10), Krishna quien «deposita el embrión en el Gran Brahmán, mi matriz? mi Naturaleza última (para prakrti ), la matriz de toda existencia» (Bhagavad Gîtâ XIV.3 y VII.5, 6), y «Dentro de la matriz de lo Infinito ese Soma pone el embrión» (Rig Veda Samhitâ IX.74.5), en concordancia con Rig Veda Samhitâ X.121.7, «Las Aguas dentro de las cuales fue depositado el embrión universal», a saber, el «Germen de Oro», Hiranyagarbha. 519 AKCMeta LA DOCTRINA TÁNTRICA DE LA BIUNIDAD DIVINA
uyyoga. Dhammapada 235-237 se dirige al hombre en la puerta de la muerte, por quien han venido los mensajeros de Yama, y que ahora se acerca a Yama. Las palabras «Tú estás en la puerta de la disyunción (uyyoga-mukhe), y no tienes provisiones para la vía (pâtheyyam, “viaje”)» son ciertamente reminiscentes de Katha Upanishad II.9, donde Naciketas está en la puerta de Muerte (Mrtyu, Yama) desnutrido. Uyyoga (udyoga) es principal y literalmente una ruptura de vínculos tal como la que tiene lugar en una partida, e implica también la partida: así Dhammapada Atthakathâ XI.252, uyyojesi es simplemente «partido» (similarmente udyuj en Shatapatha Brâhmana IV.1.5.7, y el «Udyoga» Parvan de Mahâbhârata); aunque más específicamente, cuando se trata de la muerte, udyoga es lo opuesto de ese samyoga (Bhagavad Gîtâ XIII.26) por el que el Conocedor del Campo y el Campo mismo están conectados durante la vida. Udyuga en ATHARVA VEDA SAMHITÂ V.22.11 puede ser simplemente «enfermedad mortal» en el mismo sentido de «partida»; udyuje en ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.70.2, obscuro para Whitney, es simplemente «caminar con», y su sentido pleno es «como el elefante camina con su pareja, manteniendo cerca el paso (padena padam udyuje)», o si es literalmente, «separando (su) pie del pie de ella (hastinyâh)», es decir, caminando al lado: pues udyuj con padam, en tanto que objeto, corresponde a chid en pâdacchida. 651 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
tejanam. Durante mucho tiempo ha estado en mi ánimo compilar un vocabulario de la terminología del tiro con arco sánscrita y pâli. Las dos palabras más difíciles son kulmala y tejana. Los contextos pâli hacen suficientemente claro el significado de esta última palabra. El Diccionario enfatiza el sentido de tij, «ser agudo», y hace de tejanam la punta o el astil de una flecha o la flecha misma: sin embargo, veremos que a lo que se alude directamente es siempre a un «calentamiento» y que lo que se implica es un «enderezamiento». Consideraremos primero los contextos sánscritos. Tejanam es un factor en la manufactura de una flecha, pero no una parte concreta de la flecha. En Rig Veda Samhitâ IX.111.22 el flechero (aquí simplemente karmâra, «artesano») aplica su oficio equipado con «cañas secas, plumas de pájaros, piedras y fuego», dyubhih, es decir, literalmente «con llamas», y, como comenta Sâyana tejanârthâbhíh, «con el propósito de calentar» (por lo tanto, como en Rig Veda Samhitâ I.53.4 etc., y en el sentido 15 de Grassmann para div). Estos cuatro requisitos corresponden a los cuatro factores de una flecha en Aitareya Brâhmana I.25, donde Soma es el astil (salya), Varuna las plumas, Agni la punta (anîka) y Vishnu el tejanam (como lo es también en Taittirîya Samhitâ VI.2.3.1). En Aitareya Brâhmana III.26, donde la flecha se resuelve en sus equivalentes, el tejanam deviene el «gusano ciego» (andhâhi ). ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.57.1 es una protección de la flecha «de un solo ardor y un centenar de astiles» (ekatejanâm satasalyâm) ? por lo cual nosotros comprendemos una descarga de muchas flechas que proceden de una única fuente (como muchos rayos proceden de un único sol)? y más especialmente una protección de la insolación. En ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.49.1, donde «el mono devora el tejanam» (lo que quiera que ello signifique), no hay necesariamente ninguna referencia a una flecha. En ATHARVA VEDA SAMHITÂ V.18.8, los dientes son metafóricamente flechas y son tapasâbhidigdhâh, literalmente «bien untados de ardor», e ídem 15, ishur iva digdhâ? sâ brâhmanasyeshur ghorâ, «y como la flecha untada, así es esa flecha del Brahman terrible». Generalmente se ha supuesto que digdha, en este contexto y en contextos similares (puesto que Brhâd Devatâ V.133, explica Rig Veda Samhitâ VI.75.15 âlâkta? ishvai; Shatapatha Brâhmana XIV.9.4.8; R II.30.23, etc.), significa «untado de veneno», y esto es, sin duda, correcto en algunos casos; en Majjhima Nikâya I.429, sallena? savisena gâlhapalepanena es ciertamente «con una flecha fuertemente untada de veneno», pero se verá que hay otros modos y otras razones para que se «unte» una flecha. 673 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Podemos concluir ahora con el texto de Jâtaka VI.66 y la representación correspondiente del flechero trabajando, en Bharhut (Cunningham, lám. 44, fig. 2). Se trata de una «enseñanza» de uni-intencionalidad; el flechero ve mejor con un ojo cerrado, mirando a lo largo de la flecha para ver si ella está derecha, y desatendiendo lo que podría ser visto simultáneamente por el otro ojo, si estuviera abierto. El texto dice, tasmin samaye usukâro angârakapalle usum tâpetvâ kañjikena temetvâ ekam akkhim nimîletvâ eken’olokento ujum karoti, «Por ello mismo, un flechero, calentando una flecha sobre una fragua, y humedeciéndola con pasta, tenía un ojo cerrado y mirando con el otro estaba enderezando la flecha». Debería ser claro ahora por qué es esencial un calentamiento (tejanam o tapas) para la hechura de una flecha, pero no una parte concreta de una flecha. Parece también que una flecha puede ser untada, con miras a un reblandecimiento temporal, y no con veneno: las expresiones tapasâbhidigdhâ y dighâ en ATHARVA VEDA SAMHITÂ V.18.8, 15 implican, entonces, más bien un enderezamiento que un envenenamiento de las flechas verbales del Brahman, que son «terribles», no en tanto que venenosas, sino en tanto que vuelan «directas al punto». No hay ninguna evidencia de que tejanam se refiera alguna vez al afilado de una flecha. A menudo es posible traducir tejanam literalmente por «calor» o «fuego». Es posible una traducción por astil o flecha si asumimos la serie de ideas asociadas, a saber, calor para enderezar, derecho e ir directo (rjîta, Rig Veda Samhitâ VI.75.12; rju-ga, citado de un léxico como un sinónimo de «flecha»): de hecho, es de esta manera como en Rig Veda Samhitâ I.110.5, tejanena (a pesar del tikshanena sastrena de Sâyana) debe significar «con una vara (derecha)», una vara comparada a una flecha o «astil» de luz, puesto que aquí manus tejanena corresponde a rasminâ? mame en Rig Veda Samhitâ VIII.25.18; como tejanam en ATHARVA VEDA SAMHITÂ I.2.4 (donde es el Axis Mundi, diva-skambha) es «pilar ígneo»; y el tejanam en Majjhima Nikâya II.105 = salyâm, «flecha», en ATHARVA VEDA SAMHITÂ III.25.2, como puede verse claramente por el uso de la raíz nam en ambos contextos. 675 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
El attha-rasassa lâbhî de nuestro texto será, por supuesto, el «Gran Sí mismo», no el «pequeño sí mismo» de Anguttara Nikâya I.249, el «Sí mismo Limpio» y no el «sí mismo sucio» de Anguttara Nikâya I.149: es decir, como en ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.44 es el «Sí mismo Contemplativo, Inmortal», el Espíritu que se «deleita con el sabor» (rasena trptah). En otras palabras, el sabor es la parte «inmortal» del significado: y de la misma manera que en la retórica posterior (Sâhitya Darpana III.2-3) a la «saboreación del sabor» (rasâsvâdana) se le llama la semejanza de la «saboreación del Brahman» (brahmâsvâdana), así aquí, puede decirse, con San Agustín, que «incluso nosotros mismos al saborear mentalmente algo eterno, no estamos en este mundo» (De Trinitate IV.20). 728 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Como lo hemos observado, en casi todos los contextos precedentes los traductores traducen attha por «espíritu» y vyañjana por «letra». Nuestra intención no es sugerir en modo alguno que las palabras «letra y espíritu» mismas están fuera de lugar en estos contextos, pero decimos que si se usan estas palabras, es precisamente en el sentido opuesto, y que attha es la «letra» y vyañjana el significado «espiritual». Pues nosotros no podemos emplear las palabras inglesas «letra y espíritu» vagamente, sino solo de una de estas dos maneras, ya sea con referencia al «significado literal» y al «significado interior» (una relación que se expresa en pâli diciendo que «B es el adhivacanam, es decir, la interpretación, de A»), o ya sea de esa manera en la cual las palabras «letra y espíritu» (o sus equivalentes) fueron usadas por San Pablo (II Corintios 3.6), de quien desciende nuestro uso de las palabras. Quienquiera que tenga alguna duda en cuanto al significado de las palabras de San Pablo debe considerar el tratado de San Agustín, De spiritu et littera. San Pablo no se está refiriendo a las expresiones figuradas, sino a la distinción entre la ley moral y la comprensión espiritual, donde la primera es esencial a la vida activa y la última esencial a la vida contemplativa. Es precisamente de la misma manera como attha (según hemos visto) se refiere a las cosas que han de hacerse, y vyañjana a las cosas que han de comprenderse: sería verdadero decir que en nuestros contextos attha y vyañjana corresponden a lo que se llama en sánscrito karma-kânda y jñâna-kânda. En Vinaya-Pítaka I.40, el hecho de que una prescripción a caminar en una cierta Vía está implícito en la fórmula, es lo que la hace ser attha y no vyañjana. Podemos ver también por qué se da esa precedencia a attha: ocurre lo mismo en el caso de un hombre hambriento, para quien la comida es la primera consideración y el sabor la segunda; el sabor es mejor que la comida, pero no para el hombre hambriento, que está todavía necesitado de comida, sin la cual no puede «seguir adelante»; no es este «pequeño sí mismo», el supuesto attâ o appattâ, sino solo el «gran sí mismo», mahattâ, «el sí mismo contemplativo e inmortal, sin deseo» de ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.44, el que se «satisface con el sabor» sólo (rasena trptah). Es desde el mismo punto de vista, como el Buddha rehusa tan a menudo tratar del fin último (tal como «es o no es» después de la muerte), debido a que ello no pertenece ni conduce al «Caminar de la vía» (maggana). La virtud es solo un medio, ciertamente; es dispositiva, pero no esencial al fin. Pero «mientras nosotros estamos en camino, no estamos allí»; la virtud es esencial a la Vía. Attha es así anterior a vyañjana en la práctica, pero inferior en jerarquía, puesto que cuando se ha alcanzado el fin de la vía ya no hay más «Caminar de la vía» que haya de hacerse. 748 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
sakhâ y sâkha. Como el equivalente sánscrito sâkhâ, la palabra aparece en pâli en el sentido primario de «rama» (de un árbol), pero también en Sutta-Nipâta 688 como «varilla (radial)» de un parasol, y es probable que este fuera también un significado de la palabra en sánscrito. En este sentido, la palabra tiene interés, debido a la coincidencia del simbolismo (axial) del «parasol» y del «árbol»; las varillas rodean el mango (danda, también «tronco de un árbol») «como las ramas rodean el tronco del árbol (vrkshasya skandhah parita iva sâkkhâh, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.7.38)», formando un «círculo» (mandala). Cf. pindika. 755 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Puede agregarse que donde se emplea, como arriba, el simbolismo de un ir corriente-abajo hacia el Mar, un retorno a la fuente sería equivalente a una «recaída (apâya)», y que encontramos, efectivamente, que las expresiones «contra-corriente» y «fluyendo-atrás» se usan de esta manera en ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.1.7, donde a los poderes malos se les manda volver «corriente arriba contra-corriente» (pratikulam udâyyam), y en ATHARVA VEDA SAMHITÂ IV.17.2, donde punahsara = apotropáico. 767 AKCMeta ALGUNAS PALABRAS PÂLI
Nuestro sí mismo humano es una asociación (sambhutih, syggéneia, synousia, koinonia) de soplos o espiraciones (prânâh, aistheseis, Jaiminîya Upanishad Brâhmana IV.7.4; cf. II.4.5), o una hueste de seres elementales (bhutagana); y como tal un «sí mismo-elemental» (bhutâtman) que ha de ser distinguido, lógica pero no realmente, de «su Sí mismo y Duque inmortal» (netr = hegemon), Agente inmanente (kartr ) y Dador del ser (prabhuh, Maitri Upanishad III.2, 3, IV.2, 3, VI.7), el «Hombre Interior de estos seres elementales» (bhutânâm antah purushah, Aitareya Âranyaka III.2.4); estos dos sí mismos son las naturalezas pasible e impasible de una única esencia. Los «seres elementales» (bhutâh, bhutâni ) se llaman así con referencia al Ser o Gran Ser (mahâbhutah), Brahma, Sí mismo (âtman), Persona (purushah), o Soplo (prânah), Prajâpati, Agni o Indra, etc., de quien todos estos poderes «nuestros» de expresión, percepción, pensamiento y acción han salido como espiraciones o «soplos» (prânah) o «rayos» = «riendas» (rasmayah), Brhadâranyaka Upanishad II.1.20, II.4.12, IV.5.11; Maitri Upanishad VI.32, etc. La designación de «Ser» (bhutah, más literalmente «ha-devenido») es «a causa-de-la-salida» (udbhutatvât ) del Uno que se hace a sí mismo muchos (Maitri Upanishad V.2). Los poderes del alma, extendidos así por el Prabhuh y Vibhuh, se llaman, por consiguiente, «esencias distributivas (vibhutayah)». La operación de estos poderes en nosotros es lo que llamamos nuestra consciencia (caitanyam, samjñânam, vijñânam), es decir, la vida consciente en los términos de sujeto y objeto. Esta consciencia, a la cual está ligada toda la responsabilidad ética, surge en nuestro nacimiento y cesa cuando «nosotros» morimos (Brhadâranyaka Upanishad IV.4.12-14, Eclesiastés 9:5); pero esta consciencia, y su responsabilidad correlativa, son solo modos de ser particulares; no fines en sí mismas, sino medios hacia un fin más allá de sí mismas. Nuestra vida, con todos sus poderes, es un don (ATHARVA VEDA SAMHITÂ II.17) o un préstamo (Mathnawî, I.245). 789 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
Así pues, «El que da la si-mismidad (ya âtmadâ = prabhu ) deviene el único rey del mundo mutable? deviene el señor de los seres elementales (bhutânâm adhipatir babhuva); y cuando asume su puesto (atishthantam), todos (estos dioses) le equipan (abhushan); invistiendo el reino, el poder y la gloria (sriyam vasânah), él procede (carati ), auto-iluminado? A él, al gran (Brahma-) Daimon (yaksham) en el medio del mundo del ser, los soportes del reino le traen tributo (balim râshtrabhrto bharanti ). ?Y lo mismo que sus vasallos asisten a un rey cuando llega, así todos estos seres elementales (sarvâni bhutâni ) se preparan para él, clamando, “¡Aquí viene Brahma!”; y de la misma manera que los hombres rodean a un rey cuando va a emprender un viaje, así, cuando el tiempo ha llegado, todos estos soplos (prânâh) se juntan en el Sí mismo (âtmânam? abhisamayanti ) cuando Este (Brahma) aspira» (Rig Veda Samhitâ X.121.12; ATHARVA VEDA SAMHITÂ IV.2.1, 2; ATHARVA VEDA SAMHITÂ IV.8.1, 3; ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.15; Brhadâranyaka Upanishad IV.3.37, 38). 790 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
La naturaleza de esta procesión divina en la Persona, la relación del Uno con los Muchos, y la originación de nuestra consciencia y mutabilidad, no se formulan más claramente en ninguna otra parte que en Maitri Upanishad II.6 sig. Aquí la Persona inteligenciante (manomayah purushah, cf. Mundaka Upanishad II.2.7), Prajâpati, el Progenitor (el Soplo, ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.4.11), despertando como si fuera del sueño, se divide a sí mismo quíntuplemente, para despertar (pratibodhanâya) a sus hijos sin vida. «Él, teniendo todavía fines inalcanzados (akrtârthah), desde dentro del corazón consideró, “Coma yo de los objetos sensoriales (arthân asnâni )”. Por consiguiente, pasando a través de estas aberturas (khânimâni bhitvâ ) y saliendo, con cinco rayos (rasmibhih) come de los objetos sensoriales (vishayân atti ): estos poderes cognitivos (buddhindriyâni = prajñâni, prajña-mâtrâ, tan-mâtrâ, inteligencias) son sus “rayos” o sus “riendas”, los órganos de acción (karmendriyâni ) son sus corceles, el cuerpo es su carro, la mente (manas = nous) es su Gobernante (niyantr ), su naturaleza (prakrti = physis) el látigo; impelido sólo por él como su energizante, este cuerpo gira como la rueda del alfarero; impelido sólo por él este cuerpo se levanta en un estado de consciencia (cetanavat ); sólo él es su movedor». Como un espectador (prekshakah, visionador, presenciador), y como él es en sí mismo (svasthah = apathes, autos, en eauto estos, Hermes, Lib II.12A), transmigra (carati ) completamente inafectado (alepyah) por los destinos en los que sus vehículos, ya sean eminentes o ineminentes, están implicados; pero mientras se considera a sí mismo como este hombre, Fulano, mientras se identifica a sí mismo con sus experiencias y pasiones, «se enreda a sí mismo consigo mismo, como un pájaro en la red»; y como «sí mismo elemental (bhutâtman)» es vencido por la causalidad, el bien y el mal, y todos los «pares» de contradictorios. La cura para este Sí mismo elemental ha de encontrarse en la disipación de su «ignorancia» (avidyâ ) con el reconocimiento de «su propio Sí mismo inmortal y Duque», de quien se dice en otra parte, en el más famoso de los logoi Aupanishada, que «Eso eres Tú». 791 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
A la deidad inmanente, el Âtman solar, Brahma, Prajâpati, Agni, Indra, Vâyu, se le llama continuamente el «Soplo» (prânah, spiración), y, por consiguiente, sus divisiones y extensiones son los «Soplos» (prânâh). Todos estos Soplos son las actividades u operaciones (karmâni, energeia) de la visión, audición, etc., que Prajâpati suelta; mortales por separado, solo del Soplo mediano la Muerte no podía tomar posesión; se debe a Él, como su principal (sreshthah; literalmente, gloriosísimo), el que los otros se llamen «Soplos» (Brhadâranyaka Upanishad I.5.21); ellos no son «nuestros» poderes, sino solo los nombres de sus actividades (de Brahma) (Brhadâranyaka Upanishad I.4.7). En nosotros, estos Soplos son otros tantos «sí mismos» incompletos (los del veedor, el escuchador, el pensador, etc.), pero actúan unánimemente para el Soplo (o Vida) de quien ellos son «propios» (svâh, etc.), y a quien sirven como sus vasallos sirven a un rey (Brhadâranyaka Upanishad I.4.7; Kaushitakî Upanishad III.2, IV.20); a quien, por consiguiente, «rinden tributo» (balim haranti, bharanti, prayacchanti, ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.7.37, X.8.15, XI.4.19; Jaiminîya Upanishad Brâhmana IV.24.9; Kaushitakî Upanishad II.1, etc.) y a quien «recurren» o ante quien «se inclinan» (srayanti, Shatapatha Brâhmana VI.1.1.4, etc.), y por quien, a su vez, son protegidos (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.27; Brhadâranyaka Upanishad IV.3.12). La operación de los Soplos es unánime, pues la Mente (manas = nous), a quien están «uncidos», y por quien son dirigidos, es su dominante inmediato (Taittirîya Samhitâ IV.1.1, VI.1.4.5; Shatapatha Brâhmana X.5.7.1). La Mente aprehende lo que los otros sentidos solo comunican (Brhadâranyaka Upanishad I.5.3); en tanto que sensus communis, la Mente «aprehende y saborea sus múltiples extensiones y praderas (de ellos)» (Majjhima Nikâya 1.295). 795 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
También ha de encontrarse aquí la explicación del término hitâh (p.p. de dhâ, y literalmente «cosas puestas», posita, con el sentido secundario de «ayudas»), que se aplica en las Upanishads a los Soplos fluentes, y equivocadamente a sus canales, vectores o cursos (nâdyah), los cuales se unifican similarmente en el corazón de Brahma, desde donde proceden y a donde retornan; pues Él es a la vez «fluente y no-fluente» (ksharascâksharah); fluente (ksharah) en tanto que «todos los seres elementales», y «no-fluente» (aksharah) en Su eminencia (kutasthah, Bhagavad Gîtâ XV.16); se debe a que los Vientos y las Aguas siempre vuelven a sí mismos, por lo que fluyen sin posibilidad de agotamiento (Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.2.5 sig.). Así pues, los hitâh son esos Soplos que, como hemos visto, están sam-â-hitâh en el centro de su envolvente. En tanto que los múltiples «miembros» (angâni ) del Soplo, ellos están «externamente divididos» (parastât prativi-hitâh), y su relación con ese Soplo es la de upa-hitâh a hitâh (Kaushitakî Upanishad III.5; Shatapatha Brâhmana VI.1.2.14, 15). La deidad inmanente misma ?Agni, Âtman, Prajâpati ? está «depositado» (nihitâh , Rig Veda Samhitâ III.1.20; Katha Upanishad II.20; Maitri Upanishad II.6C) en la «caverna» (guhâ ) del corazón, y, por consiguiente, la Mente y los Soplos son «depósitos» (nihitam, nihitâh, Rig Veda Samhitâ I.24.7; ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.19; Mundaka Upanishad II.1.8). Así también, Agni es «enviado» o «extendido» (prahitah) como un mensajero (aggelos) (ATHARVA VEDA SAMHITÂ XVIII.4.65) ? uno de sus epítetos más comunes; y así también los poderes del alma, que son «Medidas del Fuego», son extendidos (prahitâh, Aitareya Âranyaka II.1.5) y han de ser igualados, como veremos, con los Siete Rishis, nuestro cuerpo de guardia, y con los Maruts, que son similarmente «enviados» (prahitâh, Vâjasaneyi Samhitâ XXXIV.55) y «apostados» (hitâh, Rig Veda Samhitâ I.166.3). La deidad misma, Visvakarman (Omni-Hacedor; Indra, Agni) es a la vez Positor y Dispositor (dhâtr, vidhâtr, Rig Veda Samhitâ X.82.2, 3, donde se le llama «el uno sobre los Siete Rishis»). Que Vâyu «impone los soplos» (prânâpânau dadhâti ) dentro del hombre (Taittirîya Samhitâ II.1.1.3, cf Shatapatha Brâhmana I.8.3.12), es decir, «las deidades, vista, oído, mente y habla» (Aitareya Âranyaka II.3.3), o que Brahma «pone» (adadhât ) estos Soplos (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.13), ello hace ipso facto que estos Soplos sean hitâh : Ciertamente, en todas estas «disposiciones» el Espíritu es al mismo tiempo el Agente y el Sujeto, el Sacrificador, el Divisor y el Dividendo. 800 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
En su identificación con sus canales excavados (nâdyah = nishkhâtâh panthâh, Jaiminîya Upanishad Brâhmana IV.24.9; cf. ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.7.15, Chândogya Upanishad VIII.6), los Soplos se consideran como corrientes o ríos (nadyah, sindhavah) de luz, sonido y vida. De hecho, ellos son las mismas aguas y ríos a quienes se libera cuando se mata a Vrtra, y se les llama nadyah «debido a que ellos sonaban (anadata)» mientras seguían su camino (ATHARVA VEDA SAMHITÂ III.13.1; Taittirîya Samhitâ V.6.1.2); y de la misma manera «el Soplo es un sonido (prâno vai nadah)», y cuando suena, todo lo demás resuena (samnadati, Aitareya Âranyaka I.3.8). El Habla es una corriente (kulyâ ), que se origina en la laguna (hrada) de la Mente (Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.58.1), y los Siete Rayos del Sol, por los que nosotros vemos y oímos, etc., son también Siete Ríos (Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.29.8, 9). Las facultades (indríyâní ), junto con todo lo demás que la Persona emana, son «corrientes fluentes» (nadyah syandamânâh), partes de Él que es el Mar en el que, cuando vuelven a casa, sus nombres y aspectos distintivos se pierden (Prasna Upanishad VI.4, 5). Justamente de la misma manera, en las fuentes griegas, la visión, el habla y los demás poderes del alma son igualmente «corrientes» (réos, nama, Timeo 45B, 75E, etc.), y también en China, la visión es una «corriente» (yenpo, 13, 219 + 2336); y, ciertamente, nosotros todavía podemos hablar de la elocuencia como de «fluidez». 802 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
Con esta concepción de los Soplos, y ciertamente de todas las cosas manifestadas, como corrientes o ríos, podemos volver ahora a los contextos en los que se abren las puertas de los sentidos, a cuyo través, como si fuera a través de canales, corren afuera, cantando (Brhadâranyaka Upanishad I.3). Hemos visto que la Persona, Svayambhu (autogenes), horadó, o abrió estas aberturas (khâni vyatrnat khâni bhitvâ ) y así, a través de ellas, mira afuera, etc. Indra, Purusha, Svayambhu, Brahma, son, o más bien es, la respuesta a la pregunta de ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.6.11, «¿Quién horadó las siete aberturas (sapta khâni vi tatarda, r. tr como en vyatrnat) en la cabeza, estos oídos, narices, ojos y boca? quien dividió las Aguas (âpo vy-adadhât ) para el flujo de los ríos (sindhu-srtyâya) en este hombre?» (ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.2.6.11). «¿Qué Rishi juntó al hombre? (samadadhât, ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.8.14)». La respuesta es que Indra «horadó con su rayo los canales de las corrientes» (vajrena khâni vyatrnat nadînâm», Rig Veda Samhitâ II.15.3) y soltó así los «Siete Ríos» (Rig Veda Samhitâ, passim) por los cuales «nosotros» vemos, oímos, pensamos, etc. (Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.28, 29). Esta abertura de la Fons vitae (utsam akshitam, Rig Veda Samhitâ I.64.6, VIII.7.16, utsa madhvas, I.154.5, etc.), que había estado encerrada por el Dragón, Vrtra, Varuna, el «Faraón» védico, es el acto de creación y animación, primordial e incesante, que se repite en cada generación y en cada despertar del sueño. En los términos de la «Leyenda del Grial», los mundos que han de ser, están todavía sin riego, despoblados y estériles, e Indra es el Gran Héroe (mahâvîra), o, en tanto que el Soplo, el «Único Héroe» (ekavîra, Jaiminîya Upanishad Brâhmana II.5.1), por quien su vida es renovada y la Tierra Yerma refrescada. Cuando «golpeó a Ahi, hizo correr a los Siete Ríos, abrió las puertas que habían estado cerradas (ahann ahim, arinât sapta-sindhun, apa avrnot apihitâni khâni, Rig Veda Samhitâ IV.28.1)», y entonces, «llenó las tierras yermas y los campos sedientos (dhanvâni ajrân aprnak trshânân, Rig Veda Samhitâ IV.19.7)» es decir, «pobló» (aprnat, r. pl = pr, en «gente», «pueblo», «plenitud», etc.) estos mundos. Los Soplos, como ya hemos visto, son también los Rishis (r. rsh, correr, fluir, brillar, cf. rshabha, «toro», y arson), Veedores, Sabios o Profetas (vates), y Sacrificadores, a quienes usualmente se menciona como un grupo (gana) de siete. Estos Veedores, identificados expresamente con los Soplos, son «co-nacidos» (sajâtâh, sâkamjâtâh), modalidades (vikrtayah) o «miembros (angâni ) de una y la misma (séptuple) Persona entrada dentro de muchos lugares», compositores de encantaciones (mantrakrt ) y «hacedores de existencia» (bhuta-krt ), sacrificadores y amadores del sacrificio (priya-medhinah), «nacidos aquí para la guarda de los Vedas»; asisten al «Uno más allá de los Siete Rishis» (Visvakarman, el Indra solar, Agni, el Sí mismo, y el «Único Rishi»), a quien piden con trabajo, ardor y sacrificio que revele la Janua Coeli; son, visiblemente, las siete luces de la Osa Mayor en el centro del cielo, e, invisiblemente, los poderes de la visión, el oído, la respiración y el habla en la cabeza. Implantados en el cuerpo (sarîre prahitâh), le protegen, y son estos siete Soplos, los seis indríyâní y manas (Vâjasaneyi Samhitâ XXXIV.55 y Comentario). La formulación en Brhadâranyaka Upanishad II.2.3, 4 (cf. ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.8.9; Aitareya Âranyaka I.5.2) es suficientemente explícita; los Siete Rishis son los poderes del oído, la visión, la respiración (el olfato), y la manducación, cuyas siete aberturas están en la cabeza; rodean al Soplo mediano, y son los Soplos. Por supuesto, este «Soplo mediano» es el «Uno más allá de los Siete Rishis» de Rig Veda Samhitâ X.82.2, el «Sí mismo último», como dice Sâyana, y el «unigénito» de Rig Veda Samhitâ I.164.15. Para poner todo esto en palabras de Filón, «Dios extiende (teinYntos) el poder que procede de sí mismo a través del Soplo mediano» (Legum allegoriae I.37), cuyos siete factores más esenciales están puestos en la cabeza, donde son las siete aberturas a cuyo través nosotros vemos, oímos, olemos y comemos (De opificio mundi 119), mientras del «Uno más allá de los Siete Rishis» habla astrológicamente como «una Estrella supercelestial, la fuente de las estrellas perceptibles» (De opificio mundi 31). Más generalmente, «nuestra alma está dividida en siete partes, a saber, los cinco sentidos, el habla y la generación, para no decir nada de su Duque invisible» (hegemonikos, De opificio mundi 117), una lista de los poderes del alma que a menudo aparece en los textos indios. 803 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
Incidentalmente, hemos visto ya que a los poderes del alma, ya se les designe como Soplos, o ya se les designe de otro modo, se les llama «dioses» (deva, devatâ ), aunque aquí podría ser más inteligible, en tanto que estos poderes son los súbditos de Dios y enviados por Él a Sus misiones, traducir por «ángeles»; pues éstos no son los «múltiples dioses» de un «politeísmo» (si es que una cosa tal ha existido alguna vez o alguna parte), sino las delegaciones y extensiones del poder de un único Dios. Sin embargo, con esta reserva continuaremos empleando la traducción usual de deva y devatâ por «dios» o «divinidad». Ahora ya debemos estar en posición de comprender la afirmación de ATHARVA VEDA SAMHITÂ XI.8.18b, «habiendo hecho de él su casa mortal, los dioses (ángeles) habitaron el hombre» (grham krtvâ martyam devâh purusham âvisan), y la de Jaiminîya Upanishad Brâhmana I.14.2, «todos estos dioses están en mí», y Shatapatha Brâhmana IX.2.1.15 (cf. Vâjasaneyi Samhitâ XVII.14), donde ellos no están ni en el cielo ni en la tierra, sino en los seres animados (prâninah). Estos dioses, como están dentro de vosotros (adhyâtmam), son la voz, la visión, la mente, el oído, pero, in divinis (adhidevatam), son manifiestamente el Fuego, el Sol, la Luna y los Cuadrantes. «Todo lo que ellos no ME dan, eso no está en mi poder» (Aitareya Âranyaka II.1.5; cf. Vâjasaneyi Samhitâ XVII.15. Entran en el hombre en conformidad a sus estaciones (yathâyatanam = yathâkarma, Brhadâranyaka Upanishad I.5.21), al mandato del Sí mismo: el Fuego, deviniendo la Voz, entra en la boca; los Cuadrantes, deviniendo la escucha entran en los oídos; el Sol, deviniendo la visión, entra en los ojos; las Plantas, deviniendo los cabellos, entran en la piel; la Luna, deviniendo la mente, entra en el corazón; las Aguas, deviniendo la simiente, entran en el pene. El hambre y la sed se distribuyen a todas estas deidades, como compañeros, participando en todo lo que obtienen (Aitareya Âranyaka II.4.2). Es precisamente esta hambre y esta sed lo que distingue el juicio animal (abhijñâna) del de la Persona dotada de presciencia (prajñâna), puesto que el primero sólo conoce el hoy, y el segundo el mañana (Aitareya Âranyaka II.3.2): los contactos con lo cuantitativo (mâtrâ-sparsâh) son la fuente del placer y del dolor (sukha-duhkha), y solo la Persona a quien éstos no distraen (na vy-athayanti, «no dominan», de la raíz obsoleta ath), que permanece el «mismo» bajo ambas condiciones, es apto para participar en la inmortalidad (amrtattvâya, Bhagavad Gîtâ II.31 = athanixein, Aristóteles, Ética a Nicómaco X.7.1077b.31 = el s’eternar de Dante, Inferno XV.85), que es la meta hacia la que apunta toda nuestra psicología tradicional y que, por consiguiente, como se ha dicho tan acertadamente, es «el objetivo supremo de la educación humana». 811 AKCMeta Sobre la Psicología Tradicional e India, o más bien Neumatología
Las operaciones interior y exterior, respectivamente oculta y revelada (guhya, âvis), infinita y finita (aditi, dití ), inexplícita y explícita (anirukta, nirukta, etc.), están separadas por una cortina opaca («veladas por mi Mâyâ», Bhagavad Gîtâ), penetrable (nirvedhya) sólo a través del Sol. La Divinidad, si la consideramos objetivamente como lejana, está más allá, o si la consideramos como próxima está aquí dentro de nosotros (antarbhutasya khe, hrdayâkâse guhâ nihitam, etc.). Pero estas dos naturalezas, de Dios como Él es en Sí mismo, y como Él es en nosotros, son realmente una, y como se explica en Jaiminîya Upanishad Brâhmana III.33 (y menos claramente en Aitareya Âranyaka II.1.5), sólo alcanza realmente a las Personas quien las conoce de ambos modos, como transcendente y como inmanente (adhidevatam, adhyâtman), en identidad (ekadhâ ); «ese conoce el Espíritu (o verdadero sí mismo), ese conoce el Brahman; la Puerta o la Faz (cf. anîka) le acepta, él tiene todo y prevalece en todo, todo su deseo está cumplido» (sa âtmânam veda, sa Brahma veda? mukha âdhatte, tasya sarvam âptam bhavati, sarvam jitam; na hâsya kascana kâmo’nâpto bhavati; cf. Brhadâranyaka Upanishad IV.3.21). Y por donde o en donde estas Personas «devienen uno» (ekam bhavanti ), a eso se llama una «andadura suprahumana» (brahmana âvarta), evidentemente idéntica al devapatha o brahmapatha de Chândogya Upanishad IV.15.6 y al devayâna de Kaushitakî Upanishad I.3. De la misma manera, en ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIII.4.20, «Todos los Devas devienen un único en Él» (ekavrto bhavanti ), y similarmente en Aitareya Âranyaka II.3.8 (ekam bhavanti ), y Aitareya Âranyaka V.12, donde «devenir un único» se iguala con «alcanzar lo más alto» (ekadhâ bhuyam bhutvâ paramatâm gacchatah). Este «devenir uno» implica un «morir a uno mismo» (suum et proprium = aham ca mama, cf. Maitri Upanishad VI.17), y de hecho «estar unificado» adquiere el significado específico de «morir» (en Brhadâranyaka Upanishad IV.4.2, se dice del hombre moribundo ekî bhavati ), de la misma manera que efectuar la unificación de una criatura es «matar» (Aitareya Âranyaka III.2.3, donde se dice que el Año «separa algunas cosas y unifica (aikyâ bhâvayan) otras», es decir, trae al ser a unas y efectúa la muerte de otras). 866 AKCMeta Aspectos Bhakta de la Doctrina del ÂTMAN
Hemos visto que todo procedimiento de un estado del ser a otro, aunque formalmente es «una muerte» (punar mrtyu), desde el punto de vista védico se considera como un paso de una estación a otra de un viaje sobre el mar de la vida. Este mar sólo puede considerarse como de una superficie horizontal mientras nuestra atención está confinada a un único y mismo estado del ser; siempre que hay implícito un cambio de estado, como en los Viajes Angélico o Patriarcal, la superficie del mar de la vida se concibe necesariamente como una pendiente o como una forma limítrofe de una sucesión de grados, que conducen hacia arriba o hacia abajo, según sea el caso, y como si procediera desde un valle a una altura y viceversa. La pendiente, subida o altura se llama pravat en contraste con nivat, descenso o profundidad. Pravat se encuentra frecuentemente en el Rig Veda y Atharva Veda. Aquí bastará notar ATHARVA VEDA SAMHITÂ VI.28.3, donde se dice que Yama fue el primero en subir la cuesta (pravat ), explorando la vía para muchos; ATHARVA VEDA SAMHITÂ X.10.2, donde se dice que las pendientes son en número de siete, evidentemente con referencia a los siete planos del ser, es decir, los «tres Mundos» y los cuatro cielos Empíreos, Mahar, Janas, Tapas y Satyam; y ATHARVA VEDA SAMHITÂ XVIII.4.7, donde se dice que el cruce de los vados (tîrtha) de las grandes alturas es por medio de las Obras sacrificiales del meritorio. Todo esto es consistente con el Viaje Angélico del iluminado en la barca de la Comprehensión y con el Viaje Patriarcal de aquellos cuya barca son las Obras. 891 AKCMeta El Diluvio en la Tradición Hindú
La concepción del mar de la vida como un océano y la de su «superficie» como una pendiente explica también mucha de la terminología de los viajes póstumos, y del de un Manu. Por ejemplo, el alcance del nivel de un estado del ser, un puerto de escala en el viaje, se considera como un amarre en puerto: de aquí que en ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIX.39.7, donde hay una alusión incidental al Viaje Angélico, el bajel que viaja por el cielo está provisto de un amarre de oro (bandhana), y se encuentran nociones correspondientes en Shatapatha Brâhmana I.8.1.6 en el mandato a Manu, vrkshe nâvam pratibandhîshvatam, «ata la barca a un árbol»; en Mahâbhârata III.187.48, «ata la barca a la cima del Himâlaya»; y III.187-50, nâu-bandhana, «amarre de barca», que denota la cima del Himâlaya, donde la barca de Manu se posó en tierra cuando descendió la inundación. De la misma manera, la concepción de una pendiente o una «subida» en contraste con una «bajada» explica el uso constante del prefijo verbal ava-, «abajo», siempre que se considera un descenso sobre el mar de la vida, como en ATHARVA VEDA SAMHITÂ XIX.39.8, donde se dice que para aquellos (viajeros en el devayâna) que «ven la inmortalidad» no hay «ningún deslizamiento abajo», na’avaprabhramsana, y Shatapatha Brâhmana I.8.1.6, donde al descenso del arca de Manu se le llama avasarpana, con el mismo sentido de «deslizamiento hacia abajo». 892 AKCMeta El Diluvio en la Tradición Hindú
Nosotros podemos preguntar, entonces: ¿Por cuáles hombres, entre los hombres de una comunidad primitiva que aprende a hablar inteligiblemente, fueron «encontrados» los símbolos adecuados? El Rig Veda Samhitâ (X.71.1, cf. ATHARVA VEDA SAMHITÂ VII.1.1), comparándolos a hombres que aventan grano, los llama «contemplativos» (dhîrâh, traducido a veces, de modo menos preciso, por «sabios»). En otras palabras, los «héroes culturales», u «hombres medicina» mánticos, por quienes las artes en general fueron dadas a los hombres, «vieron» sus invenciones y los significados de estas invenciones, a uno y el mismo tiempo. Uno no puede imaginar que los hombres inventaran las ruedas y que después les atribuyeran significados, y tampoco que inventaran rituales y que después dedujeran de ellos los mitos que esos ritos representan. Esto solo quiere decir que en todo arte creativo, el contenido (idea) y la figura, la intuición y la expresión, la teoría y la práctica son inseparables; y que si es de otro modo en un trabajo cualquiera, tal como el de un esclavo de galeras o como la mano de obra de una factoría, esto solo significa que el trabajador ha olvidado la teoría. Y lo mismo que una industria sin arte, tal como solo la conocen los hombres «civilizados», es brutalidad, así, las materializaciones modernas de los significados de las palabras y la reducción de los símbolos visuales (cuyas referencias originales eran al mismo tiempo físicas y metafísicas) al nivel de formas de arte que han de apreciarse solo como superficies estéticas carentes de significado, son sintomáticas de una desviación de esa naturaleza humana de la que los lenguajes inteligibles son una función natural. Platón y Mencio no estaban faltos de buenas razones cuando afirmaban que el mal uso de las palabras es el signo exterior de una enfermedad del alma. 931 AKCMeta ¿«Sócrates Es Viejo» Implica que «Sócrates Es»?