Para Zhuangzi, la faceta «objetiva» correspondiente, en esta fase, es la más importante, desde el punto de vista ontológico, ya que se trata de la fase de «caotización». A la Luz tenue y difusa de la consciencia del contemplativo, las «diez mil cosas» surgen como entre la niebla. Parecen confusas e indistintas porque no hay «límites», o sea «esencias» o «quididades» definidas que las diferencien unas de otras.
Digo que es la fase más importante, desde el punto de vista ontológico, para Zhuangzi porque la fase superior, la de lo Absoluto en su absolutidad, se encuentra fuera del alcance del pensamiento y del razonamiento, mientras que la fase inferior es la de las «esencias» o «quididades», donde todas las cosas aparecen claramente separadas unas de otras por sus «límites». Y Zhuangzi lucha contra la idea de que ésta sea la fase que representa la Realidad como es verdaderamente.
Vemos así que el estado de «caotización», en que todas las cosas son contempladas en su «indiferenciación» original, o sea más allá de sus «esencias», constituye el eje de la metafísica de Zhuangzi. Podríamos llamar a esta metafísica «existencialismo», tomando la palabra «existencia» (existentia) en el mismo sentido que umyud en la metafísica del sistema de Ibn Arabi.