Coomaraswamy (Transmigrante) – Transmigrante

El hombre nace una vez; yo he nacido muchas veces. Rumi

Bei Gotte werden nur die Gotter angenommen Angelus Silesius

La Liberación es para los Dioses, no para los hombres. Gebhard-Lestrange

Átmety evopasita, atra hy ete sarva ekam bhavanti Brhadaranyaka Upanishad I.4.7

N’atthi koci satto yo imamha kaya anyam kayam sankamati. Milinda Panha 72, cf. 46.

I

El dicho de Sankaracarya, «Verdaderamente, no hay otro transmigrante sino el Senor» (satyam, nesvarad anyah samsari, Brahma Sutra Bhasya I.1.5)1 , por sorprendente que pueda parecer a primera vista, dado que niega la reencarnación de cualesquiera esencias individuales, es ampliamente apoyado por los textos antiguos, y aún por los textos más antiguos, y no es en modo alguno una doctrina exclusivamente india. Pues no es un alma individual lo que entiende Platón cuando dice: «El alma del hombre es inmortal, y en un tiempo acaba, lo cual se llama muerte, y en otro nace de nuevo, pero jamás perece, y habiendo nacido muchas veces ha adquirido el conocimiento de todo y todas las cosas»2 ; o lo que entiende Plotino cuando dice: «No hay realmente nada extrano en esa reducción (de todos los sí mismos) a Uno; aunque puede preguntarse, ¿Cómo puede haber solamente Uno, el mismo en muchos, entrando en todos, pero nunca sí mismo dividido?»3 ; o lo que entiende Hermes cuando dice que «El que hace todas las cosas es Uno», y habla de Él como «sin cuerpo y teniendo muchos cuerpos, o más bien presente en todos los cuerpos»4 .

El «Senor» de quien habla Sankaracarya es, por supuesto, el Sí mismo Supremo y Solar, Atman, Brahma, Indra, «de todos los seres Soberano, de todos los seres Rey», cuya omniformidad es temporal y cuya omnipresencia nos capacita para comprender que Él debe ser omnisciente (sarvanubhuh, Brhadaranyaka Upanishad II.5.15, 19, cf. IV.4.22 y Aitareya Aranyaka XIII); Muerte, la Persona en el Sol, Indra y Soplo de Vida, «Uno como él es Persona allí, y muchos como él es en sus hijos aquí», y a cuya partida «nosotros» morimos (Satapatha Brahmana X.5.2.13, 16); el Sí mismo Solar de todo lo que está en movimiento o en reposo (RG Veda Samhita I.115.1); nuestro Sí mismo Inmortal y Controlador Interno «prescindiendo del cual no hay ningún veedor, oidor, pensador o conocedor» (Brhadaranyaka Upanishad III.7.23, III.8.11); el Indra solar de quien se dice que quienquiera que habla, oye, piensa, etc., lo hace por su rayo (Jaiminiya Upanishad Brahmana 1.28, 29); Brahma, de quien se dice que nuestros poderes o facultades «son meramente los nombres de sus actos» (Brhadaranyaka Upanishad I.4.7, cf. I.5.21); el Sí mismo de quien todas las acciones brotan (Brhadaranyaka Upanishad I.6.3; Bhagavad Gita III.15); el Sí mismo que conoce todo (Maitri Upanishad VI.7).

Bien como Surya, Savitr, Atman, Brahma, Agni, Prajapati, Indra, Vayu o como Prana madhyama —yadrg eva dadrse tadrg ucyate (RG Veda Samhita V.44.6)6 — este Senor, desde dentro del corazón aquí7 , es nuestro movedor, conductor y actuador (iritah8 , codayitr, karayitr10 ) y toda la fuente de la consciencia evanescente (cetana = samjnana)11 que comienza con nuestro nacimiento y acaba con nuestra muerte (Maitri Upanishad II.6D, III.3)12 . Nosotros no hacemos nada por nosotros mismos y somos meramente sus vehículos e instrumentos (como para Filón, passim).


NOTAS:

1 Cf. T.A.G. Rao, Elements of Hindu Iconography, II (Madras, 1914-1916), p. 405, «Cuando Isvara se absorbe en sí mismo se conoce como el Purusha, y como Samsari cuando se ha manifestado». Cf. n. 66.
2 Menón, 81BC, donde esto se cita como la doctrina de los sacerdotes y sacerdotisas instruidos, y es aprobado por Sócrates. De este mismo tipo es la omnisciencia de Agni como Jatavedas, «Conocedor de los Nacimientos», y la del Buddha, cuya abhinna se extiende a todos las «moradas anteriores». El que está «donde todo donde y todo cuando tienen su foco» (Dante) no puede no tener conocimiento de todas las cosas.
3 Plotino, IV.9.4, 5 (condensado); cf. I. 1, passim. En nuestro Sí mismo, el Sí mismo espiritual de todos los seres, todos estos sí mismos y sus obras son un único acto de ser; de aquí que no son los sí mismos y sus actos separados, sino más bien el Agente Real lo que uno debe buscar conocer (Brhadaranyaka Upanishad I.4.7, Kausitaki Upanishad III.8, Hermes, Lib. XI.2.12A). «Tú has visto las calderas del pensamiento bullendo; ¡considera también el fuego»! (Mathnawi V.2902).
4 Hermes, Lib. V.10A (cf. Brhadaranyaka Upanishad I.5.21), y XI. 2.12A (cf. Katha Upanishad II.22).
6 «A Él se le dan nombres que corresponden exactamente a las formas en las cuales Él es aprehendido». Cf. «Todos los nombres son nombres de Él, que no tiene ningún nombre, pues él es su Padre común», Hermes, Lib. V.10A.
7 «Que ocupa su sede en todos los corazones» (hrdi sarvasya adhitisthan, Bhagavad Gita XIII.17); «Questi nei cor mortali e permotore, questi la terra in se stringe ed aduna», Dante, Paradiso I.116 — stringe, como en Satapatha Brahmana VIII.7.3.10, etc.
8 Cf. la «rueda (el torno) del alfarero»; cf. Mundaka Upanishad II.2.6; Brhadaranyaka Upanishad II.5.15; Plotino, VI 5.5, Isaías 64:8, etc.
10 Del «sí mismo elemental» (bhutatman) en tanto que «agente» (kartr) del Hombre Interior. «Es ciego, ciertamente, quien ve solamente el sí mismo activo» (kartaram atmanam kevala tu yah pasyati. na sa pasyati, Bhagavad Gita XVIII.16), mientras que «Ve, ciertamente, quien ve al Senor Soberano que es el mismo en todos los seres, imperecedero en aquellos que perecen. el Sí mismo Soberano que, aunque presente en el cuerpo, ni actúa ni es contaminado por la acción» (na karoti na lipyate, Bhagavad Gita XIII.27, 31).
11 «Los muertos no saben» (Eclesiastés 9:5). Na pretya samjnasti (Brhadaranyaka Upanishad II.4.12); sanna, bhikkhave, loke lokadhammo, Samyutta Nikaya III.140, cf. Sutta-Nipata 779, 1071 y Majjhima Nikaya I.260. El Sí mismo es indestructible (Brhadaranyaka Upanishad IV.5.14; Bhagavad Gita IV.13), pero la «consciencia» en los términos del sujeto y del objeto es una contingencia, y pierde su significado «donde todo ha devenido sólo el Sí mismo» (Brhadaranyaka Upanishad II.4.14), «activamente Ello mismo cuando ello no está inteligenciando» (Plotino, IV.4.2).
12 «El Espíritu (ruh), ocultando su gloria y alas y plumas, dice al cuerpo, “oh estercolero, ¿quién eres tú? Solo por mis rayos (cf. n. 9) has venido a la vida por un día o dos.” Los rayos del Espíritu son el habla y el ojo y el oído» (Mathnawi I.3267-3273).

Ananda Coomaraswamy