Guénon Travessia Aguas

TRAVESSIA DAS ÁGUAS

Ananda K. Coomaraswamy ha señalado que, en el budismo como en el brahmanismo, la “Vía del Peregrino”, representada como un “viaje”, puede ponerse en relación de tres modos distintos con el río simbólico de la vida y la muerte: el viaje puede cumplirse, sea remontando la corriente hacia la fuente de las aguas, sea atravesando las aguas hacia la otra orilla, sea descendiendo la corriente hacia el mar. Como ese autor bien lo indica, tal uso de diferentes simbolismos, contrarios solo en apariencia pero en realidad con el mismo significado espiritual, es concorde con la naturaleza misma de la metafísica, que no es jamás “sistemática” sin dejar por eso de ser siempre perfectamente coherente; solo es menester, pues, tomar en cuenta el sentido preciso en el cual el símbolo del “río”, con su fuente, sus orillas y su desembocadura, debe ser entendido en cada caso.

Pierre Gordon: IMAGEM DO MUNDO NA ANTIGUIDADE
Um ideia fundamental que se encontra por quase toda parte, é que após a morte é preciso atravessar águas ou um abismo, seja a nado, seja por uma ponte de certo modo viva, seja por uma embarcação (igualmente viva), seja sobre as costas de um homem ou de um animal. Eis aí a atestação que os primeiros infernos, aqueles que deixaram um traço mais profundo, se encontravam em uma ilha, e que uma das grandes provas consistia a aí se fazer transportar. É este obstáculo encontrado pelos neófitos viventes, que se impôs aos mortos, com vistas a sua iniciação eterna. Os rios dos Infernos têm aí sua fonte primeira. Nas região caucasiana, era preciso atravessar muitos, antes de chegar a meta. O [?Lethe], o [?Styx], o [?Acheron], o [?Cocytus], respondem a experiência iniciática.

Julius Evola: THEOSOPHIA PRACTICA

Volviendo al concepto de la “octava forma del Fuego”, Gichtel la concibe como límite entre la naturaleza exterior temporal y la interior eterna (I, 53). Para el pasaje de la una a la otra es usado el simbolismo tradicional iniciático de al navegación, la travesía del “Gran Mar” o “Mar Rojo”. Para venir a tanto son indicadas dos condiciones:

a) Que el alma, por repetidos pasajes a través de las formas del Fuego, sea convertida en fija (I, 28,19); lo cual nos dice cómo en un cierto punto, es más, en el punto más importante, también en el orden de la “vía húmeda”, si ésta debe en verdad conducir a una realización iniciática es necesario que el alma vaya a presentar la virtud a la cual desde el comienzo apunta la “vía seca”.

b) Que el alma logre identificarse al conocimiento o imagen que ha servido de base para el proceso (I,28) y al cual ha sido reconocida una virtud “magnética”. Esta es el Cristo; bajo otro aspecto, es Sophia, la luz divina. Gichtel dice textualmente que Sophia es la novia, que lleva al alma toda entera afuera de su cuerpo (IV 99), octava forma del fuego, o fuego mágico, de la cual recibe el bautismo (IV, 100).

Este “mar” corresponde al “Mar Rojo” (la relación simbólica de la “salida de Egipto” con la “salida del cuerpo” se encuentra por ejemplo en las doctrinas gnósticas referidas por Hipólito, Pililos.,V 1,16) a ser atravesado, al “Nilo Celeste” o “Aguas primordiales del Gran Verde” -de lo cual se habla en la plegaria a Ptah del Papim de Harris- en la más antigua tradición egipcia atravesadas por al barca del Sol conducida por Horus, el Dios de los regenerados. Un simbolismo análogo se lo tiene en el Sueno Verde de Bernardo Trevisano, en donde un Viejo, declarándose el Genio de los sabios, bajo la forma de visión hace atravesar al autor las regiones aéreas, ígneas y sidéreas, en fin lo envuelve en un torbellino y lo hace encontrar en una isla circundada por un mar de sangre, es decir rojo. En esta isla hay siete reinos (el septenario superior), y él se encuentra justamente en el que está en el centro de los otros, en donde reside el Rey de toda la isla.


René Guénon