ÍNDIA — Termos Sânscritos — RITA

Se ve aquí que la idea de medida está en conexión íntima con la de «orden» (en sánscrito rita), que se refiere a la producción del universo manifestado, siendo ésta, según el sentido etimológico de la palabra griega kosmos, una producción del «orden» a partir del «caos»; éste último es lo indefinido, en el sentido platónico, y el «cosmos» es lo definido1. Esta producción es asimilada también por todas las tradiciones a una «iluminación» (El Fiat Lux del Génesis), puesto que el «caos» es identificado simbólicamente a las «tinieblas»: el «caos» es la potencialidad a partir de la cual se «actualizará» la manifestación, es decir, en suma el lado substancial del mundo, que se describe así como el polo tenebroso de la existencia, mientras que la esencia es su polo luminoso, puesto que es su influencia la que efectivamente ilumina ese «caos» para sacar de él el «cosmos»; y, por otra parte, esto concuerda con la aproximación de los diferentes significados implicados en sánscrito en la palabra srishti, que designa la producción de la manifestación, y que contiene a la vez las ideas de «expresión», de «concepción» y de «irradiación luminosa» (Cf. A. K. Coomaraswamy, ibid.). Los rayos solares hacen aparecer las cosas que iluminan, haciéndolas visibles, y, por consiguiente, puede decirse simbólicamente que las «manifiestan»; si se considera un punto central en el espacio y los rayos emanados de ese centro, se podrá decir también que esos rayos «realizan» el espacio, haciéndole pasar de la virtualidad a la actualidad, y que su extensión efectiva es, en cada instante, la medida del espacio realizado. Estos rayos corresponden a las direcciones del espacio propiamente dicho (direcciones que se representan frecuentemente por el simbolismo de los «cabellos», el cual se refiere al mismo tiempo a los rayos solares); el espacio es definido y medido por la cruz de tres dimensiones, y, en el simbolismo tradicional de los «siete rayos solares», seis de estos rayos, opuestos dos a dos, forman esta cruz, mientras que el «séptimo rayo», el que pasa a través de la «puerta solar», no puede ser representado gráficamente más que por el centro mismo. Todo eso es pues perfectamente coherente y se encadena de la manera más rigurosa; y agregaremos también que, en la tradición hindú, los «tres pasos» de Vishnu, cuyo carácter «solar» es bien conocido, miden los «tres mundos», lo que equivale a decir que «efectúan» la totalidad de la manifestación universal. Se sabe, por otra parte, que los tres elementos que constituyen el monosílabo sagrado OM son designados por el término mâtrâ, lo que indica que representan también la medida respectiva de los «tres mundos»; y, por la meditación de estos mâtrâs, el ser realiza en sí mismo los estados o grados correspondientes de la existencia universal y deviene así él mismo la «medida de todas las cosas»2.


  1. La palabra sánscrita rita está emparentada por su raíz misma al latín ordo, y apenas hay necesidad de hacer destacar que lo está más estrechamente todavía a la palabra «rito»: el «rito» es, etimológicamente, lo que se cumple conformemente al «orden», y que, por consiguiente, imita o reproduce a su nivel el proceso mismo de la manifestación; y es por eso por lo que, en una civilización estrictamente tradicional todo acto, cualquiera que sea, reviste un carácter esencialmente ritual. 

  2. Cf. EL HOMBRE Y SU DEVENIR SEGÚN EL VÊDÂNTA, cap. XVII. 

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