Habiendo esbozado los perfiles de la doctrina universal de la anonadación de sí mismo y del sacrificio de sí mismo, o de la devoción en el sentido más literal de las palabras, nos proponemos dedicar el resto de nuestra demostración a su formulación específicamente budista en los términos de la akimcannayatana, «la Estación de la No-qué-idad», o, más libremente, «la Caverna de la Anonadación de sí mismo». «Cuando se realiza que “No hay ningún algo” (n’atthi kimci), eso es la “Emancipación de la Voluntad” (ceto-vimutti) en la “Estación de la No-qué-idad”» (Samyutta Nikaya IV.296 y Majjhima Nikaya I.297; cf. Digha Nikaya II. 112). El significado exacto de «No hay nada» —es decir, «nada de mí» — se expone en Anguttara Nikaya II.177: «El Brahman3 habla la verdad y no miente cuando dice “Yo no soy nada de un alguien en ninguna parte, y por ello no hay nada de mí en ninguna parte”» ([…]; también en Majjhima Nikaya II.263-264) , continuando el texto, «Con lo cual él no tiene ningún orgullo de ser “un Afanado” (samana) o “un Brahman“, ni orgullo de que “yo soy mejor que” o “yo soy igual a” o “inferior a” (alguien). Por consiguiente, con una plena comprensión de esta verdad, él alcanza la meta de la verdadera “anonadación” (akimcannam yeva patipadam)». Lo que no es ni «yo» ni «mío» es antes del cuerpo, de la sensibilidad, de las conformaciones volicionales y de la consciencia empírica (es decir, del sí mismo psicofísico), y haber rechazado a éstos es «para vuestro bien y beatitud supremos» (Samyutta Nikaya III.33; el capítulo se titula Natumhaka, «Lo Que No Es “Vuestro”»). Por consiguiente, «¡Contemplad la beatitud de los Arhats!. Ningún deseo puede ser encontrado en ellos: cortado de raíz el pensamiento “yo soy” (asmi) ; la red del engano está rota… Inmutables, inoriginados… Brahma-devenidos… “Personas” (sappurisa) verdaderas, hijos naturales del Despierto… Esa lena del corazón de la vida de Brahma es su razón eterna; imperturbables en toda condición, liberados de todo “deviniendo” (punabbhava), se alzan sobre el terreno del “(sí mismo) domado”, han ganado su batalla en el mundo, Rugen el “Rugido del león”. Incomparables son los Despiertos (arahanta, Samyutta Nikaya III.83-84, 159)». Así pues, no se trata de una «aniquilación» postmortem, sino de «Personas» triunfantes aquí y ahora; su incondicionalidad no será cambiada por la muerte, la cual no es un evento para aquellos que han «muerto antes de morir» (Rumi), ni un evento para el jivan-mukta, el verdadero diksita por quien los ritos funerarios ya se han cumplido y por quien sus familiares ya han hecho duelo (Jaiminiya Upanishad Brahmana III.7.9). De éstos es solo la manifestación en los términos de «nombre y apariencia» nama-rupa la que tiene un final (como deben tenerlo todas las cosas que han tenido un comienzo), de modo que después de la muerte ellos serán buscados en vano por los Devas o los hombres en este mundo o en cualquier otro (Samyutta Nikaya I.123, Digha Nikaya I.46, etc.), de la misma manera que uno podría buscar en vano, en algún donde, a un Dios, de quien se pregunta «¿De dónde vino Él al ser?» (kuta a babhuva, Rg Veda Samhita X.168.3), «¿En cuál cuadrante o en qué es Él?» (Taittiriya Samhita V.4.3.4) y «¿Quién sabe dónde es Él ?» (Katha Upanishad II.25): Tú «no puedes decir de dónde viene, ni a donde va: así es todo aquel que ha nacido del Espíritu» (San Juan 3:8). Sin embargo, a pesar de esto, debe destacarse que el logro de la infinitud no es una destrucción de la posibilidad finita, pues el Comprehensor decedido, siendo un Movedor a voluntad (kamacarin), puede siempre reaparecer si quiere, cuando quiere, donde quiere y como quiere. Pueden citarse ejemplos de esta «resurrección» en Jaiminiya Upanishad Brahmana III.29-30 (donde el noli me tangere ofrece un notable paralelo con la resurrección Cristiana), y en el Parosahassa Jataka (N° 99), donde se pregunta a un Bodhisattva en su lecho de muerte, «¿Qué bien ha obtenido?», y él responde: «No hay nada» (n’atthi kimci), lo cual es malinterpretado por sus discípulos como significando que él no había obtenido «ningún bien» por su santa vida. Pero cuando se cuenta esta conversación a su discípulo principal, que no había estado presente, dice: «No habéis comprendido el significado de las palabras del Maestro. Lo que el Maestro dijo fue que había alcanzado la “Estación de la No-qué-idad” (akimcannayatana)»6 . A lo cual el Maestro decedido reaparece desde el Mundo de Brahma para confirmar la explicación del discípulo principal7 .
El hombre auto-anonadado es un hombre feliz; no así aquellos todavía conscientes de sus lazos humanos. «Mira, cuán bienaventurados son estos “Nadies”, estos Comprehensores que son “hombres de nada”: y ve cuán trabado está aquel para quien hay un “algo”, el hombre cuya mente está atada a “otros hombres”» (Udana 14) [v. homem-de-nada]. Pues «haber conocido la inmediatez de no ser “alguien” (akimcanna-sambhavam natva)… eso es “gnosis” (etam nanam, Sutta-Nipata 1115)»; esta es la Vía, «Percibiendo que hay No-qué-idad (akimcannam)… convencido de que “No hay” (n’atthi —es decir, “nada de mí”, como arriba), así cruza la marea» (Sutta-Nipata 1070). Y esto no es un asunto fácil: «Difícil de percibir lo que es falso (anattam; aquí probablemente = anrtam), no es fácil percibir la verdad (saccam = satyam); solo conoce, debido a que su deseo ha sido completamente destruido, quien ve que “No hay nada”» (n’atthi kircanam, Udana 80); «quien ha rebasado devenir o no devenir» (iti-bhavabhavam, toda relatividad, Udana 20) [v. Espírito conhece a verdade].
NOTAS
6 Es digno de notarse que la doctrina y realización de Alara Kalama se extendía hasta la experiencia de la akimcannayatana (Majjhima Nikaya I.165).