Lo tratado en los capítulos anteriores se puede resumir de la siguiente manera:
1) Lo Absoluto posee dos aspectos opuestos entre sí, el oculto y el autorrevelador;
2) Lo Absoluto, en el primer sentido, será siempre Misterio y Oscuridad cuyo secreto no puede ser desvelado ni siquiera mediante el grado supremo de experiencia;
3) Lo Absoluto no entra enteramente en la esfera de la cognición humana común, sólo en su aspecto autorrevelador, en forma de «Al-lâh» y de «Señor»; y
4) Entre ambos se sitúa una región particular en que «se podría decir que las cosas existen y que no existen», o sea el mundo de los arquetipos permanentes, totalmente inaccesible a la mente del hombre común, pero perfectamente accesible a la mente extática del místico.
Este resumen proporciona la estructura más básica de la cosmovisión de Ibn ‘Arabî desde la perspectiva ontológica.
Dado que el aspecto oculto de lo Absoluto no puede ser conocido ni descrito, el resto del libro tratará del aspecto autorrevelador y la región intermedia. Pero, antes de proceder a explorar estos campos más o menos asequibles al entendimiento humano, deberíamos considerar la oposición radical entre los aspectos oculto y autorrevelador de lo Absoluto desde una nueva perspectiva. El análisis descubrirá una importante fase del pensamiento de Ibn ‘Arabî.