Antes de Aristóteles, Parménides (Diels fr. 8 preservado por Simplicius) había expuesto, en los términos más claros posibles, la doctrina de que «eso que es», y es Ahora, es otro que las cosas que sólo parecen ser, y que puesto que vienen a ser y pasan, no puede decirse que son. Este Uno indivisible, omnipresente y enteramente presente, es inoriginado e indestructible; «es completo, inmutable y sin fin. No que fuera, no que vaya a ser, pues es Ahora, totalmente, un Uno continuo… Es todo igual… sin comienzo ni fin, puesto que venir a ser y pasar están excluidos y lejos de él, y la verdadera creencia los rechaza». Cuando prosigue diciendo que «no puede llamarse “infinito”, porque no tiene necesidad de nada», esto nos suena extraño, pero sólo significa que no es un vacío ni un caos sino un plenum, «finito» sólo en el sentido de que es auto-contenido. Y si también llama al Uno una «esfera, igualmente equilibrada desde el centro en todas las direcciones, pues no puede ser más grande o más pequeña en un lugar que en otro», esta implicación de una circunferencia envolvente (que separa, por así decir, la luz de la obscuridad exterior), no es más inconsistente con el concepto de una esencia inmaterial, que el pensamiento de San Buenaventura de que Dios es un círculo cuyo centro está por todas partes y la circunferencia en ninguna1 (Itin. mentis 5).
Parménides prosigue diciendo que eso que es, es lo que es verdadero; y lo contrastado con el mundo de la opinión mortal, que se caracteriza por las formas opuestas, es decir, por los contrarios, cuyos tipos son la luz y la obscuridad, tipos de los cuales Parménides dice también que uno debe ser ignorado, puesto que es meramente una privación del otro, y, siendo por lo tanto una irrealidad, no puede ser concebido. Para curarse en salud, Aristóteles, en De caelo 1.289 B 21, afirma que Parménides está hablando todo el tiempo sólo de una realidad sensible; ¿pero cómo podría ser verdadero eso de una descripción que excluye expresamente una existencia en el tiempo, y el reino de los contrarios, que es él mismo el mundo de la «realidad sensible»?. Indudablemente, Parménides está hablando de la Esencia que otros llaman «Dios», y es significativo que no solo enuncie la Ahora-eidad del Uno que es, sino que pueda definirlo solo por negaciones de todo lo que ese Uno no es.
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