Si utilizo el término Imago Templi es a fin de tematizar y estabilizar en una expresión latina ne varietur, que escapa a las vicisitudes de las traducciones, una intención precisa. Debo decir entonces cómo esta Imago Templi se ha impuesto finalmente a un investigador de la gnosis islámica como es mi caso, no desviándome de ella sino, al contrario, haciéndome penetrar hacia el núcleo de lo que constituye el objeto de mi estudio. Explicarlo será, al mismo tiempo, esbozar las fases de nuestra exposición.
A diferencia de nuestros modernos filósofos de la historia, nuestros teósofos visionarios han tenido siempre a alguien, un mensajero personal, que viene a instruirles y que se convierte en su guía. ¿De dónde procede ese guía? En el célebre relato de Hayy ibn Yaqzan, redactado por Avicena, a la demanda del visionario que le pregunta de dónde viene, el mensajero, el ángel, responde: «Vengo del templo», exactamente de Bayt al-Maqdis, término que es el equivalente árabe literal del hebreo Bêt ha-miqdash: la «casa sacrosanta», ciertamente, pero téngase en cuenta que el símbolo de la morada para designar el templo es, como se sabe, de uso corriente1 . El término árabe designa a Jerusalén, pero en la respuesta dada en Avicena no se trata de la Jerusalén de este mundo; se trata del templo celestial al que Jerusalén representa. Encontramos la misma respuesta en los relatos visionarios de Sohravardi2 . A menudo incluso, para más precisión, se intercambian ahí las expresiones Ná-Koja-abad, el «país del no-dónde», Ruh-abád, el «país del Espíritu»3 . A partir de aquí, se plantea la pregunta: ¿en qué límite tiene lugar el encuentro del visionario con el ángel «que viene del templo»? Y por consiguiente, también, ¿en qué limite aflora para el visionario esa imagen del templo para que reciba la revelación del ángel que pertenece al templo?
Nuestros teósofos místicos se han explicado con toda claridad en este punto, y no hacen más que manifestar un profundo acuerdo con todos los visionarios del «nuevo Templo». Se trata de un mundo que determina una experiencia espiritual fundamental, cuyo secreto se nos escapa inicialmente a los occidentales porque ese mundo se ha convertido para nosotros, desde hace varios siglos, en un continente perdido. Se trata de ese mundo situado en posición intermedia entre lo inteligible puro y la percepción sensible, mundo para el que he propuesto la designación de imaginal (’alam al-mithál, mundus imaginalis), para evitar toda confusión con lo que se llama corrientemente lo imaginario4 .
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- O mundo como cripta do Templo
- A destruição da cripta do Templo
- A entrada no mundo do exílio
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- Deus ele mesmo como templo
- O retorno da Shekinah
- O Novo Templo
- A Imago Templo de Ezequiel a Fílon; Mestre Eckhart, Robert Fludd
- A teologia do Templo no judaísmo palestiniano
- A exaltação do Templo
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- O jovem ramo plantado sobre a montanha
- O Templo celeste e a restauração cósmica
- A teologia do Templo no judaísmo helenístico
- Os Setenta
- A Carta de Aristeu
- O Livro II dos Macabeus
- O templo de Leontopolis
- Os Oráculos Sibilinos
- Fílon
- Mestre Eckhart
- Robert Fludd
- A teologia do Templo no judaísmo palestiniano
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- Tudo está consumado?
- Teofanias e cristofanias litúrgicas
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- A filiação templária «a parte ante»
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- A Imago Templi e os «Filhos do Vale»
- A Nova Hierosolyma. Swedenborg
- O Templo celeste e a nova Jerusalém
- Do Templo de Ezequiel à cidade-templo joanica
- A «Nova Ecclesia» em Swedenborg
NOTAS: