Ananda Coomaraswamy: SOPROS E CANAIS
Nadi es un «tubo» o «cano», como el de una flauta (Rg Veda Samhita X.135.7). La palabra especial de Platón stenopos (Timeo 70B) implica la extrema tenuidad de estos conductos, la cual se recalca en las Upanishads comparándola a un cabello. Como observó acertadamente Haas, en The Thirteen Principal Upanishads, p. 159, la susumna (Maitri Upanishad VI.21), por la que, el Espíritu asciende desde el corazón —por la vía de la fontanela bregmática— al Sol, no es una vena o arteria. Esto no es una fisiología sino una psicología, y sería fútil buscar cualquiera de estos conductos en el cuerpo (tan fútil como sería buscar el alma por una disección del cuerpo), pues solo puede verse sus analogías, nuestros nervios y venas.
Todos los Poderes del Alma son extensiones (tetamena, República 462E, cf. Filón, Legum allegoriae I.30, 37) de un Principio invisible; cuando abandona un cuerpo viejo, entonces, lo mismo que un orfebre «saca de sí mismo» (tanute) otra figura (rupam) del oro, así el Sí mismo (de todos los seres, no nuestro “sí mismo”, sino el Solo Transmigrante) «hace de sí mismo» (kurute) otra figura (rupam = tanus, Brhadaranyaka Upanishad IV.4, cf. Bhagavad Gita II.22). Nuestros Soplos son los «hilos» (tantu, tantri, sutra) con los que el Arana solar (Kausitaki Brahmana XIX.3), nuestro Sí mismo (Rg Veda Samhita I.115.1), teje su tela (Brhadaranyaka Upanishad II.1.20) de siete radios (Rg Veda Samhita I.105.9), el «tejido» del Universo; y en último análisis, «un único hilo» (Brahma Upanishad I) en el que todo este universo está «encordado» (Bhagavad Gita VII.7, «en Mí, como hileras de gemas en un hilo»; Dhyana Upanishad VIII, «todos estos seres elementales en el Sí mismo, como en el hilo de un collar»; cf. Bhagavad Gita II. 17, IX.4, 11, etc. Por consiguiente, conocer el hilo extendido (sutram. vitatam) en el que estos hijos están tejidos, conocer el «hilo del hilo», es conocer a Dios (Atharva Veda Samhita X.8.37). Al mismo modelo pertenecen los hilos de la vida hilados por las Parcas griegas, y por los Norns, y el rayo de la vida y los hilos de la vida de Rg Veda Samhita I. 109.3 (rasmi) y II.28.5b (tantu).
Arriba hemos dicho «extensiones» con referencia explícita al sánscrito tan, al que son referibles las anteriores palabras que empiezan con «t». Los sentidos básicos de la raíz son los de tensión, tenuidad y tono, todos sumamente apropiados para los Soplos; y es notable también que el sánscrito tan, extender, y stan, sonar, tronar, están tan estrechamente relacionados como lo están teino y steno, este último presente en el stenopos de Platón. Por consiguiente, las «vías» de los Poderes del Alma son mucho más «direcciones» que canales concretos; y de hecho, como un grupo de cinco, los Soplos microcósmicos son precisamente lo que las «cinco direcciones visibles» (los cuatro puntos cardinales y el cenit) son macrocósmicamente (Satapatha Brahmana XI.8.3.6, Aitareya Aranyaka II.2.3, etc.).
Toda esta concepción es una parte de la bien conocida doctrina del «hilo del espíritu» (sutratman) y del simbolismo del tejido y de la costura (cf. Coomaraswamy, «Mentalidad Primitiva»), según la cual el Sol conecta todas las cosas a sí mismo por medio de «hilos» pneumáticos, que son los «rayos» que él extiende. Para algunas de las referencias, ver «Mentalidad Primitiva», «El Simbolismo Literario», y W. B. Henning, «An Astronomical Chapter of the Bandahishn», Journal of the Royal Asiatic Society, 1942, p. 232, nota 6, donde alude a «estas indivisibles e indestructibles líneas conectoras. (o) conductos, copto lihme». Los «hilos» o «rayos» pneumáticos son igualmente las «cuerdas de viento» de Maitri Upanishad I.4 (cf. Brhadaranyaka Upanishad III.72) y las «cuerdas de la causación» de Rumi (Mathnawi I.849). Los hitah y nadyah, con los que coinciden, son esencialmente lo que nosotros llamaríamos ahora «fuerzas» y «líneas de fuerza». Cf. notas 31, 51, 67, 75.